Editorial de Radio Pichincha
Primero lo dijo el exembajador estadounidense. Nunca explicó ni la Fiscalía abrió una investigación. Esa famosa frase de que hay “narcogenerales” quedó navegando y, como si nada, nos tuvimos que conformar como si hubiese dicho “va a llover”.
Pero no solo ha sido eso, los propios policías en activo y otros en pasivo han dicho que hay miles de sus compañeros investigados, dados de baja o procesados por vinculaciones con el crimen organizado y las bandas de narcotraficantes.
¿Y con todo y eso algún mandatario, de los dos anteriores gobiernos o del actual, han dicho algo, han hecho algo, han dado una señal potente de que van a parar un mal enraizado en las filas policiales y que explican en gran medida la impunidad con la que se mueven los grupos delictivos organizados?
No, NO HAN HECHO NADA, no dicen nada.
Ayer, como dice un medio de comunicación: “Sorpresa y conmoción causó la revelación de que un antiguo alto mando de la Policía Nacional fue detenido en el operativo binacional Gran Fénix 52 Gibraltar realizado en Ecuador y España. Se trata de Julio César Miño, exjefe de la Policía Judicial de Guayas”.
En este operativo también cayó un miembro de la Marina ecuatoriana, el capitán de corbeta en servicio activo Galo Manuel Litardo García.
No olvidemos que este señor Miño también fue Comandante de la Subzona de Manabí #13. Es decir, en las zonas donde el delito, el narcotráfico y la delincuencia aumentó sin que la Policía actuara con la efectividad esperada.
El grupo de cuatro detenidos en Ecuador es presuntamente responsable de organizar el envío de 7.966 kilos de cocaína en contenedores y se financiaba con contratos con empresas legalmente constituidas, especialmente mineras.
Pero, no sabemos nada de los dueños de las empresas, porque curiosamente los empresarios y todos los que facilitan el lavado de dinero no tienen procesos en su contra, lo mismo que con las entidades financieras que posibilitan este “negocio”.
Y aunque sea un “golpe”, de este tipo hay algunos, pero todo sigue peor. Cada vez hay más droga saliendo del Ecuador, de los puertos privados, en los cuales no hay intervención policial, de las haciendas bananeras que llenan las cajas con cocaína, pero los dueños de esas fincas y/o haciendas siguen libres e impunes.
Es decir, este golpe, que más parece de efecto y de distracción, no entusiasma, pero si ratifica que la Policía requiere de una depuración verdadera, de un cambio de sus mandos y, sobre todo, que los nuevos oficiales tengan un control y un seguimiento real de su patrimonio y de sus movimientos.
¿Quién lo hará? Seguramente los policías honestos que hay, pero para eso está la Fiscalía, entidad en la que ahora menos gente confía. PUNTO