Los Campos Elíseos de la ciudad de París, Francia, ya tienen toda la decoración navideña y sus paseos de compras se vuelven a llenar de turistas y ricachones que compran sus productos exclusivos.
Pero este año, también se llenaron de trabajadores y desempleados indignados por el plan fiscal del presidente francés Emmanuel Macron que pretende que la exoneración de impuestos a las fortunas las compensen todos los consumidores de combustibles.
Esta revuelta que comenzó hace dos semanas, se caracterizó por los chalecos amarillos que son obligatorios utilizar en cualquier vehículo en Francia. Cientos de miles de franceses cortaron más de 2000 rutas en todo el país defendiendo sus salarios y su dignidad.
En el Arco de Triunfo se reunieron este fin de semana unas 75 mil personas y el caos terminó convirtiéndose en el centro de la escena. Un despliegue de miles de policías antimotines, descargas de gas pimienta, gases lacrimógenos y balas de goma dejaron decenas de heridos. Como también fueron incendiados decenas de automóviles en las inmediaciones del monumento histórico.
En otras ciudades, si bien fueron manifestaciones más pequeñas, también se vivieron escenas de violencia entre manifestantes y policías, con distintos escenarios. Las protestas continúan en aquellos lugares donde no fueron dispersados totalmente las marchas por las fuerzas de seguridad.
Muchos policías recibieron pintura y algunos objetos contundentes, se ha informado de al menos doscientos detenidos.
Desde la presidencia se realizaron una serie de promesas que no contentan a los manifestantes y la ausencia de Macron tampoco facilita que se apacigüe el clima. El impuesto a los carburantes comenzará a regir a partir de enero, los sectores afectados por el impuesto quieren forzar su eliminación.