También evidencia el importante rol dentro de la sociedad: “no volver loca a la gente” durante el encierro a través de la música, libros, ilustraciones y producciones audiovisuales
Punto Noticias. Otra de las víctimas del COVID-19 es la cultura. La receta para las personas es el confinamiento, pero no lo es para este sector. La pandemia ha revelado la precariedad en la que se encuentran artistas y gestores culturales en el país. Hoy, con teatros, estudios y talleres cerrados, aumenta la presión sobre un gremio que siempre está en emergencia.
En 2019, la ilustradora Yiyi Barra ganó los fondos concursables con “Emiliana, al derecho y al revés”, un libro ilustrado sobre los derechos de los adolescentes. Para enero de 2020, el Ministerio de Educación quiso comprarlo. “Ahora con la pandemia es uno de los proyectos que se cayó”. Su taller, ubicado en el sector de la Floresta, permanece cerrado por más de un mes por la emergencia sanitaria y tampoco ha podido vender sus productos artesanales
Al igual que al resto de ecuatorianos, la pandemia y el aislamiento llegaron en un contexto difícil para la ilustradora, sobre todo porque aún espera el pago de un porcentaje de los fondos que ganó en 2019. El Instituto De Fomento De Las Artes, Innovación y Creatividades (IFAIC) aún no desembolsa la totalidad de los recursos a todos los artistas que ganaron. Son cerca de 140 proyectos que, hasta diciembre de 2019, aún no recibían el dinero completo. Hoy aún quedan cerca de 70 artistas impagos. (Debido a la emergencia agilizaron pagos para quienes están en Guayaquil).
Una nueva directiva en la entidad, cambio de las reglas del juego, convenios firmados, convenios aplazados. El problema aún no se ha resuelto por completo, la pandemia se agudiza y el dinero parece que, por lo menos en unos seis meses, no estaría en sus cuentas.
Subsistir. “Ahora mismo no tengo nada proyectado porque las opciones prácticamente no existen”. Aún cuenta con materiales para trabajar en sus ilustraciones, pero no será por mucho y abastecerse de ellos se complica por el cierre de negocios.
Carlos Paredes, un restaurador y museógrafo, también tiene pendiente un pago del Estado. Junto con su socio prestaron sus servicios profesionales en 2019. Ya es mayo –reclamó- y aún no han recibido el dinero. Por este impago están sin cobertura del IESS y bloqueados del SRI. “Estamos desesperados porque esta es nuestra realidad”.
Criticó que no se ejecuta la totalidad del presupuesto asignado para el sector cultural y, teniendo en cuenta esa realidad, -relató- “lo poco que se hace, se va a dejar de hacer ahora”. Detrás de ellos hay carpinteros, pintores y otros oficios que también están en el desempleo.
Resistir. “Con mi socio tenemos un emprendimiento y elaboramos inmobiliario. Lamentablemente no es nuestro giro de negocio y no tenemos la retribución que esperamos”. Hoy, su mayor preocupación es que sus caseros todavía les espere para el pago de sus arriendos.
La falta de pago por parte del IFAIC también afectó a Tanya Sánchez, intérprete y productora de artes escénicas, quien aún espera la entrega de esos recursos. Su voz cambia y expresa su molestia por la mala gestión y porque la burocracia no cede, al punto de demorarse casi tres semanas en aprobar una factura.
Previo al encierro, su compañía Círculo Artes Escénicas inició una temporada que alcanzó 5 de las 10 presentaciones planificadas. “Nosotros no tenemos una estructura que nos permita tener salarios fijos. Lo que vamos taquillando el fin de semana nos da de comer”.
Sobrevivir. “Lanzamos una colecta de fondos por redes para que donen y hagan una pre-compra de entradas. A cambio, ofrecemos animaciones de cumpleaños y clases de circo vía zoom”. Con lo recolectado, dijo, podrían salir hasta fin de mes.
“Somos de los más pateados. Fuimos los primeros en cerrar y los últimos en abrir”, dijo Sánchez.
Para Juan Francisco Moreno, artivista y hacedor de teatro, la pandemia es «un frenazo a raya de la sociedad», que expone lo invisibilizados que estamos los artistas como trabajadores y cómo socialmente estámos precarizados.
Suspendió la coordinación de un proyecto de capacitación ya en marcha con el grupo teatral Yapankamde Morona Santiago debido a las medidas de restricción. «hasta que salga el financiamiento, adelante costos de preproducción a cambio. Legó la cuarentena y todo quedó paralizado» relató.
Resiliencia. «Estoy viviendo de mis ahorros y compartiendo gastos, si viviera solo sería terrible, arriendos y gastos, no esperan dijo el gestor. La cuarentena también sorprendió a la cultura con varias dificultades dentro de las agremiaciones. «Hay celos artísticos, no se comparte información, hay esfuerzos disgregados».
Pero no todo está perdido, comentó, hay un manifiesto sobre el Acuerdo Nacional por el Arte y la Cultura respaldado por diversas asociaciones, en el que se incluyen más de 20 necesidades como: una seguridad social pensada para artistas, poder volver a trabajar en instituciones educativas y que sean los artistas quienes impartan las materias de la educación artística según el Régimen Integral de Educación y Formación en Arte, Cultura y Patrimonio (RIEFACP)
Ante la realidad de todo un sector, que representan familias, desde el Ministerio de Cultura se prepara un plan de contingencia con tres etapas: ayuda humanitaria, sostenimiento y reactivación, así como líneas de fomento. Se anunciaron programas como “Desde Mi Casa”, lanzado hace más de un mes, pero hasta el momento la excesiva burocracia no permite su ejecución.