El líder de la Revolución Ciudadana analizó la caída en las encuestas, luego del crimen contra Fernando Villavicencio y el repunte, que permitió que Luisa González se ubicara en primer lugar, entre 8 binomios.
Sin esforzarse por aparentar que la Revolución Ciudadana es invencible, el expresidente Rafael Correa, aseguró que el domingo 20 de agosto ocurrió un milagro, más que una proeza política. Solo así se explica que Luisa González y Andrés Arauz lograran pasar a la segunda vuelta, a 10 puntos del siguiente (Daniel Noboa). Y revertir la caída, producida por el asesinato de Fernando Villavicencio, a 11 días de las elecciones.
En entrevista con Radio Pichincha, ayer 24 de agosto del 2023, Rafael Correa compartió datos que manejaron casa adentro, antes de la primera vuelta. Que la Revolución Ciudadana (RC5) iba arriba y que sus cifras les hacían soñar en ganar en primera vuelta. Las encuestas -anotó- les daban 42 y 44% de la intención del voto.
Asimismo, Correa recordó que (Jan) Topic empezó a subir, luego del asesinato del alcalde de Manta, Agustín Intriago. La gente, apunta, ya estaba aterrorizada, por eso. Pero, «tras el crimen en contra de Fernando Villavicencio ocurrió una verdadera hecatombe política. Empezamos a desmoronarnos, perdimos 6 a 7 puntos, en pocos días».
Según algunas encuestas -precisa Rafael Correa- la Revolución Ciudadana bajó del 41 al 29%, citando al español Álvaro Marchante. Asegura que revertir esas cifras era técnicamente imposible.
También cree que Luisa González, su candidata presidencial, salió bien en el debate, pero siguió la pendiente negativa. «Ya estábamos cayendo», dice. Y Correa repite su tesis: «el asesinato de Villavicencio fue un complot para evitar que ganemos en una sola vuelta. A los 15 minutos del hecho (ocurrido el 9 de agosto), las redes estaban llenas de ‘Correa asesino’, videos editados míos, dizque amenazando a Villavicencio.
Para el líder de la Revolución Ciudadana, la muerte de Villavicencio no ocurre solo por errores o negligencias. Aquí sus reflexiones:
«Eso fue deliberado, lo meten en un carro vacío para que lo acribillen, dos minutos después llega su carro blindado, agarran al sicario dizque mal herido, en vez de llevarlo a una clínica lo llevan a Fiscalía, donde muere, lo silencian. No aparece el celular de Villavicencio. Nadie cubre el flanco izquierdo, los sicarios llegan como Pedro en su casa. Eso fue un complot, para evitar que ganemos en una sola vuelta. Y lo lograron«.
En esa línea, Correa comenta que luego del debate, del 13 de agosto, el 15 de agosto, la RC5 se recuperó de la tendencia a bajar.
Sin embargo, admite, la elección del 20 de agosto ocurrió en un ambiente enrarecido. Les culparon del asesinato del acérrimo rival. «Nos hicieron caer muchísimos puntos, imposible revertirlo a pocos días de una elección, pero lo logramos».
Incluso -dice Correa- si Villavicencio moría en un accidente, la empatía natural habría hecho que se apoye al movimiento de esa víctima y que se rechace a quienes en vida eran sus adversarios. No tuvo efecto ni siquiera la posición de la familia de Villavicencio, que culpó al Gobierno del crimen.
«Eso no podía ocurrir sin complicidad de la Policía», subraya el expresidente del Ecuador. Y cuenta que previo a las elecciones concedió hasta seis entrevistas diarias. Resalta el trabajo y la capacidad de sus candidatos, pero repite que pasar a primera vuelta con esa diferencia frente a Daniel Noboa fue un verdadero milagro.
Por eso, Correa considera que después del debate, la gente estaba aterrada. Incluso los simpatizantes de la RC5 buscaron una alternativa. Y vieron una opción en Daniel Noboa, de ADN, PID y Mover (los dos últimos movimientos de la familia de Lenín Moreno). Él no se presentó como anticorreísta, dice.
«Noboa siempre ha sido un ambicioso, quiere ser Presidente. Quiso participar con nosotros, me buscó unas tres veces para hablar y nunca se dio. Yo no lo conozco, no voy a juzgar a los hijos por el padre (Álvaro Noboa). Incluso quiso correr por nosotros, pero era inaceptable, había apoyado a Lasso, al banquero. Está en las antípodas de nuestra posición», reveló Rafael Correa.
Para el expresidente era imposible llegar a una alianza electoral con Daniel Noboa. Recordó que como asambleísta, por ejemplo, promovió la Ley de inversiones para privatizar empresas públicas. «No nos atacó y atrajo el voto de muchos indecisos o voto blando de otros candidatos que reflexionaron en un ambiente de terror. Votaron por descarte en una atmósfera de terror».
También Correa reconoció que en la Asamblea, Daniel Noboa votó a favor de la amnistía de Paola Pabón, Virgilio Hernández y de los indígenas, que estaban siendo enjuiciados por las protestas contra Lasso en el 2020. Pero, recalcó, Noboa presidió la Comisión de Desarrollo Económico y defendió las leyes de Lasso, sobre todo las privatizadoras.
A criterio del expresidente de la República, Noboa pertenece a grupos empresariales. Y su lógica es diferente, los empresarios privados buscan rentabilidad monetaria, mientras en el estado se busca la rentabilidad social, que impacta en el bienestar de la gente. A nivel privado, dice, conviene que disminuyan impuestos, pero en la Presidencia, los impuestos permiten financiar bienes públicos como educación, salud, infraestructura pública.
Al empresario privado le conviene -anota Rafael Correa- pagar menos salario básico y flexibilidad para botar a un trabajador. La lógica es diferente al administrar un país.