La denuncia, interpuesta ante el Tribunal Penal de Guayas, alega que Sahar C. participó en crímenes de guerra y contra la humanidad durante los ataques del ejército israelí en Gaza.
La Fundación Hind Rajab, leva meses recopilando evidencias contra soldados de diversas nacionalidades involucrados en actos de violencia en la región palestina y buscando justicia en sus países de origen.
Entre los más de 1.000 casos identificados, se encuentra el ecuatoriano – israelí, Sahar C., quien es acusado de participar en crímenes de guerra y contra la humanidad durante los ataques del ejército israelí en Gaza, especialmente en el trágico ataque al Hospital Al-Shifa el 18 de marzo de 2024.
La denuncia, interpuesta en Ecuador, por la Fundación Hind Rajab y el Movimiento 30 de Marzo, ante el Tribunal Penal de Guayas, alega que el soldado participó en este ataque, en el cual miles de civiles, incluidos niños y ancianos, que se refugiaban en el hospital, perdieron la vida o sufrieron graves lesiones.
Las acusaciones incluyen destrucción de infraestructura médica y la negación deliberada de recursos esenciales, lo cual, según el derecho internacional, constituye genocidio.
Crímenes: Tortura y persecución
El expediente señala también prácticas de tortura y persecución contra civiles palestinos, documentando actos de abuso físico y psicológico, desnudez forzada, violación y privación de alimentos y agua.
Según Dyab Abou Jahjah, representante de la Fundación Hind Rajab, estas acciones forman parte de una estrategia de erradicación sistemática de la población palestina, basada en su identidad étnica y nacional.
“No escatimaremos esfuerzos en nuestra búsqueda de justicia. Los autores del genocidio en Gaza, como Sahar Enrique C, serán perseguidos en todos los rincones del mundo. No importa dónde se escondan, se enfrentarán a un proceso judicial,” afirmó Abou Jahjah, instando a Ecuador a tomar medidas legales ejemplares.
El fundamento legal en Ecuador
La denuncia invoca el artículo 14 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) ecuatoriano, que permite procesar delitos cometidos fuera del país si estos violan los derechos humanos universales.
La Fundación Hind Rajab y el Movimiento 30 de Marzo argumentan que Sahar C. debe ser juzgado en Ecuador por su presunta participación en estas violaciones de derechos, presentando este caso como un llamado a la justicia global contra los crímenes de guerra.
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El rol de las redes sociales y la narrativa de impunidad
La denuncia se apoya en evidencia obtenida de publicaciones en redes sociales, donde soldados israelíes han compartido detalles de los ataques y crímenes.
Alicia Herrera, portavoz de la Asociación Ecuménica de Apoyo a Palestina, explica que “la impunidad de la que gozan estas tropas les da confianza para publicar sus actos en redes sociales, muchas veces con orgullo.”
Según Herrera, estas publicaciones son un reflejo de la cultura de supremacía en el sistema militar y educativo israelí, que deshumaniza a la población palestina.
Este fenómeno ha sido documentado en varias investigaciones y reportajes, incluidos materiales audiovisuales del medio Al Jazeera y del periodista palestino Yunis Tirahule.
Estos recursos aportan pruebas visuales de los abusos, subrayando que el conflicto en Gaza se ha convertido en el primer genocidio de la historia registrado por las propias víctimas, quienes buscan desesperadamente visibilizar el sufrimiento de su comunidad.
Sobre la Fundación Hind Rajab
La Fundación Hind Rajab, que toma su nombre de una niña palestina fallecida trágicamente en un ataque israelí, ha recabado pruebas desde hace meses.
Según Herrera, las evidencias son contundentes y resultan en gran medida de testimonios autoincriminatorios de soldados en redes sociales, revelando un sistema de ocupación militar que deshumaniza y permite actos atroces sin remordimientos.
El caso de Hind Rajab, fallecida en medio de súplicas de auxilio, ha quedado marcado como un símbolo de la brutalidad que sufren diariamente los palestinos.
Con la denuncia presentada en Ecuador, las organizaciones demandantes esperan que el país actúe como un ejemplo de justicia, sentando precedentes de que los crímenes de guerra no deben quedar impunes.