El caso Santiago Maldonado sigue conmocionando a la población argentina y también dividiéndola. Mucha gente repite lo que los medios de comunicación machacan día y noche, que Maldonado “no es un desaparecido”. Sin embargo ya fue desmentida la versión oficial que negaba la presencia del joven en el lugar de la represión.
Lo cierto es que Santiago no aparece, pasaron 48 días desde que se denunció su desaparición y el Estado sigue encubriendo a los gendarmes que los testigos aseguran que se llevaron el cuerpo inconsciente de Maldonado de la comunidad indígena.
Hoy deben declarar nuevamente los habitantes de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen, la comunidad mapuche en la que estaba Maldonado antes de que irrumpiera gendarmería en el territorio. Y ayer, sin previo aviso, unos 300 efectivos de diferentes fuerzas especiales de las fuerzas de seguridad, volvieron a profanar las tierras sagradas en un acto de amedrentamiento y que generó consternación en la familia del tatuador desaparecido.
“Tenemos miedo de que tiren el cuerpo de Santiago en la comunidad y digan que lo mataron los mapuches”, declaraba al borde de la ruta Sergio Maldonado, mientras los efectivos policiales no le dejaban ingresar junto a ellos para comprobar que no se hiciera nada “anormal”. La familia Maldonado son querellantes en la causa judicial que está caratulada como “desaparición forzada” por la fiscal Ávila.
Una gran concentración en Plaza de Mayo en la noche de ayer pidió por la aparición con vida de Jorge Julio López, desaparecido hace 11 años, cuando iba a participar de la lectura de la sentencia contra el represor Etchecolatz, contra quien había sido el principal testigo entre los sobrevivientes de los campos de tortura y desaparición de la dictadura cívico militar eclesiástica que sufrió la Argentina entre 1976 y 1983. “¿Dónde está Santiago Maldonado?”, fue el reclamo unánime de todos los presentes.