Los niños y niñas diagnosticados con el espectro autista son brillantes, inteligentes, tiernos y cariñosos, destacó una especialista.
David Sperber Vilhelm, padre del niño de 9 años William Sperber, busca sentar un precedente en el país, con la acción de protección que presentó en el sistema de justicia, a fin de que se cumpla con la Constitución y se garantice el acceso a la educación a los niños y niñas con discapacidad.
William fue diagnosticado a los tres años con el espectro autista, desde entonces lo acompaña un equipo de profesionales en su desarrollo educativo y psicológico, sin embargo, seis años después, sus médicos recomendaron que el niño sea inscrito en una Unidad Educativa tradicional para que conozca su entorno y se relacione con otros pequeños de su edad.
Desde entonces empezó el viacrucis de la familia Sperber Andino, pues se encontraron con la realidad de otros miles de niños que son excluidos del sistema educativo por tener discapacidad.
David Sperber tenía la expectativa de que William ingrese a la misma institución educativa en la que él estudio, el Colegio Alberto Einstein, cuyos directivos mostraron entusiasmo de que el hijo de un exalumno entrará a sus aulas y le dieron total apertura, pero al conocer la condición del menor de edad, la actitud cambió y las trabas no se hicieron esperar.
“Esto le sucede a miles de niños que no pueden acceder al sistema de educación (…)Esta pelea no es solo por William, es por todos”, remarcó Sperber en entrevista a Radio Pichincha.
William, un niño amoroso
William es un niño amoroso, tiene dos hermanos con quienes juega, protege y les brinda mucho afecto. No es agresivo, al contrario, es un pequeño cariñoso que, con la ayuda de expertos, puede socializar, quizá no al 100% pero ha progresado, así lo cuenta su papá.
Lourdes Huiracocha, pediatra, especialista en neurodesarrollo y presidenta de la Fundación Huiracocha Tutiven, destacó que los niños y niñas diagnosticados con el espectro autista son brillantes, inteligentes, tiernos y cariñosos, por lo que no hay manera de justificar su exclusión del sistema educativo.
Huiracocha explicó que los niños con discapacidad requieren de una adaptación curricular cuyo diseño se encuentra en el Ministerio de Educación. En ese documento se habla del trabajo en el aula, los materiales y la infraestructura, todo aquello pensando en la inclusión.
“El niño al principio está desregulado, pero luego se adapta, se acerca y trabaja”, remarcó.
Sobre los comentarios negativos que ha recibido este caso, de parte de personas que aducen que un niño con TEA retrocedería el aprendizaje del resto del aula. Algunos padres de familia han respondido que los menores, diagnosticados con el espectro, desarrollan habilidades lógicas en matemáticas o en idiomas, superior a la de otros compañeros de su edad.
Ministerio de Educación sin respuestas efectivas
David Sperber Vilhelm criticó el rol que ha tenido el Ministerio de Educación en este caso, pues solo ha ofrecido, de palabra, dos cupos en instituciones públicas.
“Todo ha sido verbal, nada por escrito. No hay un documento de la ministra que diga que tiene un cupo”, puntualizó.