Copenhague, 3 jun (Prensa Latina) El escándalo sobre el espionaje estadounidense, con cooperación de Dinamarca, de sus aliados europeos, pone hoy un incómodo asunto en la agenda de los nexos entre el país norteño y el Viejo Continente.
Justo cuando el presidente norteamericano, Joseph Biden, se dispone a curar las heridas en los nexos con Europa, abiertas por su antecesor en la Casa Blanca Donald Trump, un conjunto de medios europeos puso en claro el espionaje de Washington.
Dinamarca aparece ahora en la diana de las acusaciones de sus aliados por practicar a sus espaldas el seguimiento de al menos 35 políticos europeos, varios de ellos de alto rango, incluida la canciller federal germana, Angela Merkel.
De acuerdo con el semanario Voenoe Obozrenie, la revelación la publicaron el canal danés DR, la cadena de televisión sueca SVT, la noruega NRK, la publicación alemana Suddeutsche Zeitung, los canales NDR y WDR, así como el diario Le Monde.
A diferencia de 2013, cuando el exempleado de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) Edward Snowden reveló el sistema de espionaje global norteamericano, incluido a sus aliados, en esta ocasión fue la prensa occidental.
Hace ocho años, en Europa, incluso Merkel, que apareció como uno de los objetivos del seguimiento global norteamericano, intentó dejar en un segundo plano las consecuencias de esa práctica.
Pero ahora los mencionados medios tuvieron acceso a un documento de 15 páginas elaborado, tras concluir una investigación interna secreta dentro de la inteligencia danesa (FE) que llevó a la destitución de varios de sus funcionarios.
La NSA llegó en 2008 a un acuerdo con la FE para utilizar instalaciones de ese país, cerca de un aeropuerto en la isla de Amager, para almacenar información recopilada sobre naciones europeas.
Para ello, Washington buscó la cooperación de Copenhague para ‘pinchar’ cables de fibra óptica que pasan por las costas de Dinamarca con un gran volumen de información, incluidas las comunicaciones especiales de dirigentes de la región.
De acuerdo con el diario digital Greanville Post, Estados Unidos espió, con la complicidad de Dinamarca, a países como Noruega, Alemania, Francia y Suecia, un asunto incómodo entre miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
El gobierno danés intentó apelar a la responsabilidad de Thomas Arenkil, destituido de su cargo de exjefe de la FE, tras conocerse los detalles de la Operation Dunhammer, como se nombró a la pesquisa interna, cuyo informe usó ahora la prensa.
Washington empleaba al país escandinavo no solo para conocer sobre información de inteligencia de los políticos o el desarrollo de armamentos, sino también para el espionaje económico, señaló el referido medio digital.
La dirección de la alianza atlántica intentó restar importancia al espionaje de grandes proporciones que la Casa Blanca mantuvo sobre los dirigentes europeos, pese a sus declaraciones públicas de que todo había terminado.
Por el contrario, Rusia fue sometida en varias ocasiones a diferentes sanciones bajo el argumento siempre rechazado por Moscú de que la inteligencia del país euroasiático interfiere con su espionaje en asuntos internos de Europa y Estados Unidos.
Biden deberá lidiar con el escándalo de las escuchas a gran escala y convencer a dirigentes de Europa de que ello es cosa del pasado, cuando este mes realice una gira por esa región, en su primera salida al extranjero, tras llegar a la Casa Blanca.
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