Editorial de Radio Pichincha
En México existía un secretario de seguridad del entonces presidente Felipe Calderón. Tal cual acá hay otros que se precian de ser los incólumes guerreros contra el narcotráfico, el de allá, llamado Genaro García Luna, fue declarado culpable este martes por un jurado de Nueva York de cargos de narcotráfico.
Este personaje, en su momento, estaba protegido por cierta prensa, que lo alababa por ser un gran funcionario, con todos los ribetes de sheriff. El exfuncionario mexicano de más alto rango fue acusado de proteger al cartel de Sinaloa de Joaquín Chapo Guzmán a cambio de millonarios sobornos para enviar droga a Estados Unidos. La fiscalía lo investigó por haber ayudado a introducir en torno 53 toneladas de cocaína.
La noticia, además, abre un campo de investigación sobre aquellos altos funcionarios que directa o indirectamente garantizaron la impunidad de ese “hombre fuerte” de Calderón. Un sector de la prensa verdaderamente libre e independiente lo investigó y por eso fue amenazado y sufrió retaliaciones. Y también hubo de aquellos que dijeron: “¿Cómo vamos a sospechar de un gobierno que ha declarado la guerra al narcotráfico?”.
¿NO NOS SUENA AL CONOCIDO, PARECIDO, CERCANO Y HASTA MUY SONORO A LOS QUE POR ACÁ TACHAN DE GOLPISTA A LA COMISIÓN LEGISLATIVA QUE PIDE LA COMPARECENCIA DE LASSO? ¿No son de la misma NATURALEZA POLÍTICA DE ESOS PERIODISTAS QUE ACÁ DICEN QUE LAS VERDADES CUANDO SON DEMASIADO DURAS ES MEJOR CALLÁRSELAS?
Puedes sonar muy duro y hasta exagerado para muchos, pero hay demasiadas pistas que ponen en la misma sintonía a los actores de México y Ecuador cuando se tocan membranas y fibras muy finas de las redes criminales. Por ese país norteamericano también se denunció que el mayor lavado de activos y de droga ocurría en el sistema financiero. Y también que un presidente, Felipe Calderón, inició una supuesta guerra al narcotráfico y a las bandas criminales, con presupuestos millonarios, con asesoría internacional, un aparataje mediático a su favor. El resultado: miles de muertos, mayor flujo de dinero sucio en pocas manos y la violencia cada vez más incendiaria en muchas ciudades mexicanas.
Hoy, por ejemplo, ya Guayaquil ocupa el lugar 24 de las ciudades más violentas del mundo. En menos de dos años pasó del lugar 50 al 24. Y Esmeraldas debería ocupar, en esas estadísticas mundiales, el lugar 7.
Si han tenido que pasar algunos años para que la justicia estadounidense sentencie a Genaro García Luna, será un gran precedente para que en Ecuador no esperemos de los gringos para parar esta espiral violenta y sospechosa de las vinculaciones de altos personajes gubernamentales con el narcotráfico. No, estamos a tiempo, pero parece que más preocupa la imagen presidencial, el pago de favores con ciertos periodistas, antes que la lucha efectiva y frontal contra las bandas criminales. PUNTO.