Editorial de Radio Pichincha
El escándalo denominado El gran padrino cada día abre más dudas y sospechas sobre el comportamiento de allegados directos al presidente Guillermo Lasso, entre ellos funcionarios de alto nivel y, por supuesto, su cuñado Danilo Carrera.
En la comparecencia de ayer del periodista Anderson Boscán surgieron más elementos de cómo operaba esa supuesta estructura criminal para hacerse de los contratos de las empresas públicas. No solo se habló de forjar o armar documentos para favorecer la contratación de personas y empresas de allegados, violentando los procedimientos formales, obstruyendo la transparencia en la contratación pública y con fines claramente por éticos.
Y la respuesta de los funcionarios no toca la de fondo. Apenas reproducen lo que Guillermo Lasso ha dicho a un portal digital, ese tipo de medios que han sido los grandes defensores del proyecto político del Movimiento CREO. Por ejemplo: que no existe ninguna red o estructura delictiva en el gobierno. Pero eso contradice las grabaciones donde otros funcionarios señalan, con nombre y apellido, al Presidente, su cuñado y los directivos de las empresas eléctricas públicas.
Por si fuera poco, del adelanto que ha hecho ese portal cuasi oficialista, Lasso dice:
“A mí me atacan porque les golpeo donde más les duele, el bolsillo. No vamos a negociar con el narcotráfico”.
Esto quiere decir que Boscán y otros medios y periodistas que han publicado investigaciones, no desde hace unos días, sino durante varios meses, son narcotraficantes. Eso quiere instaurar como defensa el Presidente. Entonces, en adelante lo que tendremos como defensa un ataque bastante flojo o perverso. Si toda persona o medio o periodista investiga casos de corrupción será calificado como narcotraficante.
Eso no solo desdice de la envestidura de la mayor autoridad del Estado. Incluso, el comunicado de la Secretaría de Comunicación del día de ayer señalaba que proferir falsas imputaciones es un acto de corrupción también. Por lo mismo, ¿Guillermo Lasso está cometiendo corrupción al proferir imputaciones contra medios, periodistas y actores políticos?
Y como ya resulta cansón escuchar la misma cantaleta, no queda más que volver sobre lo fundamental: si no hay transparencia, exhibición de documentos, contratos, beneficiarios y funcionarios que actuaron en los contratos, no tendremos probidad en la investigación. La Fiscalía no puede actuar de manera tibia. Ya están fuera del país, según se informó ayer en la comisión legislativa, algunos de los mencionados en la supuesta estructura criminal.
Parecería que la Fiscalía repite lo ocurrido con el policía Germán Cáceres. Cuando ya se denuncia el escándalo, LAS AUTORIDADES POLICIALES Y DE INVESTIGACIÓN CRIMINAL dejan salir a los principales involucrados.
Si es así, nadie puede esperar una investigación exhaustiva y menos aún proba de esta situación que deja muy mal parado al Gobierno, a su Presidente y a todos aquellos, incluidos los de la mafia mediática, que quieren ahora cubrir con el manto de la impunidad a los principales señalado, tal como ocurrió con los escándalos de INAPapers y Pandora Papers. PUNTO.