Un informe elaborado por el Observatorio Petrolero Sur da cuenta de una serie de problemas ambientales y sociales en la explotación con fracking en Argentina.
Naciones Unidas llamó a detener la producción en Vaca Muerta hasta que se resuelva el desastre ecológico. Incendios, derrames, explosión de pozos y contaminación de cultivos, son algunos de los graves daños ocurridos en Neuquén, Argentina.
Si bien se presentó al fracking, como seguro, la fractura hidráulica ya dio señales de su impacto ambiental y el no cumplimiento de la promesa de que “Vaca Muerta no iba a contaminar”.
El gobierno provincial admite que se producen hasta dos derrames de petróleo por día, de hecho, hace un mes se produjo uno que afectó entre 40 y 80 hectáreas, en un área donde trabajan YPF, la petrolera argentina, junto a Schlumberger, una multinacional estadounidense.
Según un articulado del periodista Matías del Pozzi publicado en el Diario de Río Negro, en los últimos cuatro años las petroleras admitieron 3368 “incidentes ambientales”, eufemismo de las empresas y el Gobierno para los hechos de contaminación.
La Secretaría de Ambiente de Neuquén mantiene un registro en el que entre enero y octubre de 2018 se registraron 934 hechos de contaminación de distinta magnitud. Por encima de los 703 registrados en 2017, los 868 de 2016 y los 863 de 2015.
El Observatorio Petrolero Sur denunció que las empresas esconden estos hechos, hasta que saltan a la opinión pública y se ven obligados a admitirlos, aunque siempre intentando minimizarlos. Lo mismo sostienen organizaciones ambientalistas y la Confederación originaria mapuche de la región.