Este artículo es un homenaje al escritor ecuatoriano Gustavo Garzón que despareció en 1990, El Estado aceptó su culpa.
Por Pablo Salgado J.
“A veces me despierto hijo mío y voy
a tu cuarto, a ver si has llegado. Ayer creí
que entrarías a saludarme y esta tarde
te esperaba como quien espera al niño de
sus sueños, de sus amores.”
Clorinda Garzón.
A *Gustavo Garzón Guzmán, siempre lo recordamos. En sus tertulias, en sus largas conversaciones sobre los libros que leíamos, los discos que escuchábamos, las películas que mirábamos, los textos que escribíamos.
O los trabajos que realizaba como alumno de literatura en la Católica. O los viajes, como aquel que hicimos a Manta, a presentar el primer número de la revista La Mosca Zumba. Siempre lo recordamos.
En las noches en algún antro del barrio América, a la salida del Taller. O en su pequeño depar, al frente del antiguo aeropuerto. O en la casa del Byron, en la Tola. O en mi casa, en la Floresta, en donde nunca faltaba el cariño ni el humo.
O en la salsoteca de la Veintimilla, en donde además de bailar seguíamos conversando, animados por la música y el ron Caney.
Esa misma salsoteca, al que acudían las Manuelas, y la Lili, claro. Y esa misma, en donde los amigos estuvieron contigo la última vez. Y de donde saliste rumbo a casa, en San Juan, para no llegar ni aparecer más.
Hoy sabemos que, como creíamos, te desaparecieron las fuerzas policiales. Las mismas que perseguían, torturaban y asesinaban.
Te recordamos, en la valiente lucha de tu madre, doña Clorinda, que siempre prefirió no callar ni esperar, sino salir y reclamar. Ir a la Plaza grande, junto a otras madres y padres, a exigir una respuesta al gobierno de turno. Ninguno la recibió.
Todos se ocultaron. Hasta que la Corte se pronunció, y el Estado ecuatoriano, en el 2021, reconoció y asumió su responsabilidad en tu desaparición.
Varios de tus hermanos ya han partido, al igual que muchos amigos, como el Allan y el Pancho. Pero hay que continuar reclamando, pues es necesario saber dónde está tu cuerpo. O tus restos.
Tu madre -y todos- quiere enterrarte dignamente. Y exigimos reparación y justicia. Y que el Museo de la Memoria, no sea una nueva afrenta ni una burla. Exigimos que sea un Museo digno, que repare y no que ofenda. Que haga justicia, y no que oculte y proteja a los violadores de los derechos humanos.
Un museo
Un museo, para que ningún ecuatoriano olvide lo que sucedió en el tristemente famoso SIC, del Regimiento Quito n.2. Un Museo de la memoria para que esos hechos no se repitan nunca más.
Gustavo, te recordamos en tus cuentos, en tus ensayos, en tus libros: Brutal como el rasgar de un fósforo, Del virus humano y sus circunstancias, Vivo en medio de tantos muertos, Mas allá de la transparencia.
Las lecturas de Gustavo Garzón
Te recordamos en las revistas que publicamos, en la música que compartíamos, Pink Floyd, Tom Petty, Madonna, Serrat. En las lecturas, Swift, Borges, Poe, Witman, Mann, Sábato y Cortázar.
En las fotografías que siguen en los álbumes. Te recordamos, con tu ironía, tu lucidez, y tu risa sarcástica. Y te recordamos, sobre todo, en tu empeño por cambiar el mundo.
*Gustavo Garzón despareció un 10 de noviembre de 2024 en el sector de La Mariscal.