Editorial de Radio Pichincha
Que por cuarta vez el Consejo de Participación o mejor dicho su titular, Hernán Ulloa, el abogado ilegítimamente en ese cargo, quien hizo campaña por Guillermo Lasso, no pueda elegir al representante al Consejo de la Judicatura, solo da cuenta del modo autoritario, abusivo y además ilegal con que manejan las cosas los dueños del poder político y económico de ahora en Ecuador.
Todo indica la maniobra política que se maneja desde Carondelet para sostener el régimen de control de la Justicia, para actuar en los momentos oportunos e impedir, por ejemplo, juicios políticos en la Asamblea Nacional.
El desbarajuste institucional creado en la Consulta de Lenín Moreno, quieren afinarlo, afirmarlo y profundizarlo con la Consulta de Lasso en febrero. Y para eso requieren de un peón, de alguien que haga el trabajo sucio, con la cara dura y con la verborrea más denigrante. Para eso está el supuesto titular del Consejo de Participación. No cabe la menor duda. Aunque él muestre ese lado de adalid de la justicia y el derecho, que no se compadece con su pasado y con los casos que ha manejado del modo más oprobioso, como lo denuncian vocales de ese Consejo y los analistas y expertos jurídicos.
Ulloa es del mismo talante de Guadalupe Llori para Lasso en la Asamblea, como en su momento lo fue Pablo Celi para Moreno en la Contraloría. Es decir, son esas piezas necesarias y bien aceitadas del poder económico y ahora del gubernamental para ser funcionales a propósitos absolutamente autoritarios, cuasi dictatoriales.
No les basta con mentir, con tergiversar el derecho, manipular y usar a periodistas de baja calaña ética y moral, sino que ahora quieren culpar la Constitución de Montecristi. Si ahí estuviera la carga de la prueba en contra de todo lo que pasa, Lasso y su corte de aduladores deberían llamar a una Asamblea Constituyente y revisar todo. Si tuvieran la autoridad moral y la estirpe de demócratas no lo dudarían un instante. Pero no, van por lo bajo, haciendo el trabajo sucio, pero maquillando todo de una enorme hipocresía que ya nadie puede tragarse.
Han dicho de todo contra el Consejo de Participación. Incluso Lasso prometió bajárselo desde Carondelet, lo cual era ilógico, por decir lo menos. Pero no, ahora lo usan como una herramienta política y requieren de él para sostenerse en el poder durante dos años más, con funcionarios de las entidades de control, tal como lo señalan los anexos de las preguntas de la Consulta. En otras palabras: lo que detestan es su mejor, ahora, brebaje para sus afanes dictatoriales. ¿Cómo se llama eso? Póngale usted el nombre que quiera que todo cabe, que todo se queda corto, además.
Los Ulloa nos existen sin los Aparicios, ni los Ordóñez o los Llori o los Celi. Son de la misma estirpe y seguirán así porque esa es la matriz de un proyecto neofascista que arrancó hace muchos años y que tiene al país en la situación actual.
Así es porque además la mafia mediática forma parte de esa colusión de actores e intereses que están haciéndose de mucha plata. PUNTO