Su papá migró a España cuando tenía 3 años; su madre, sin una carrera universitaria, pero con gran tesón, fue el sustento de ella y de sus hermanos. Cuando era colegiala contactó al expresidente Rafael Correa.
Jahiren Noriega Donoso cumplió 25 años, el 28 de septiembre del 2022. Es la asambleísta más joven del Ecuador. El pasado jueves 13 de abril vistió un ‘hoodie’ azul con las siglas UCE, de la Universidad Central, en donde se graduó de socióloga. Así votó por el archivo de las reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), que convirtió en una de sus causas, desde hace un par de meses.
Al escucharla suena canchera y con un discurso fuerte y poblado de argumentos a favor, por ejemplo, de la censura de Patricio Carrillo, por el femicidio de María Belén Bernal; en contra de la proforma presupuestaria 2023 por recortes a las áreas de educación y salud y los ingresos de los GAD; reflexiva en torno a la Ley de Juventudes; luchando por la aprobación del aborto por violación. Y claro, guerrera a la hora de defender la educación pública.
Sin embargo esa elocuencia en el Pleno y esa capacidad para hacer que la escuchen sus rivales políticos no las heredó de nadie. Sus padres no han estado vinculados a ningún movimiento o partido. Jahiren llegó a la Asamblea como suplente de Pabel Muñoz, quien dejó su curul para terciar por la Alcaldía de Quito.
Antes fue dirigente universitaria. Padeció, igual que sus compañeros, por el cambio en la política pública educativa, que imprimió el expresidente Lenín Moreno. Cuando estaba en el colegio -reitera- daba por hecho que podría ir a la universidad y que después incluso postularía por una beca para seguir una maestría en el extranjero. «Había una combinación de esfuerzo personal y condiciones en Ecuador, que hacían que esa idea parezca posible», apunta.
Jahiren se define como ‘hija de la educación pública’. Cursó la primaria en la Escuela Femenina Eugenio Espejo, que queda muy cerca de la Asamblea Nacional. Presidió el Consejo Estudiantil del Colegio Municipal Sebastián de Benalcázar. Y de esos años queda una anécdota.
Ella y sus amigos integraron el grupo Fábula de Kiebre; invitaron al expresidente Rafael Correa a un evento, el 13 de mayo del 2010, a través de una carta. La hoy asambleísta admiraba a Correa por lo que escuchaba de su gestión a favor de la educación pública. En esa época también conoció a Pabel Muñoz, quien dirigía Senplades.
Jahiren Noriega fue la primera de su familia en acceder a la universidad. Y conoce de cerquita lo que implica vivir con lo justo. Cuando tenía unos 3 años, su papá decidió dejar Ecuador y migrar a España, donde vivió durante alrededor de 15 años. Perdieron, dice, las pocas comodidades que tenían como un departamento y un auto.
En ese contexto, su madre Reina, con 35 años, tuvo que además de desempeñar las tareas de cuidado de ella y sus hermanos, empezar a buscar trabajo fuera de casa. Así que conoció lo que era la precarización laboral; por eso les repetía a ella y a sus hermanos que debían estudiar y esa fue una consigna de vida para la hoy asambleísta. «Si no estás preparada, los jefes se abusan», comentaba su madre.
Su mamá descubrió cómo era el mundo laboral para las mujeres, sin una carrera universitaria. Sin embargo, «no se quedó quieta, buscaba recursos para darnos de comer. Empezó a vender perfumes y ropa, por catálogos, hasta planes de telefonía celular y servicios funerarios».
Jahiren admira mucho el tesón que tuvo su madre para criarlos a ella y a sus hermanos, Paulina, de 29 años, y Roberto, de 40. Ella trabaja en el Banco Central y él es visitador médico. En medio de la crisis económica que enfrentó Ecuador a finales de los noventa y en el año 2000, abandonaron los estudios. Roberto seguía diseño gráfico en una universidad privada y ya no fue posible costearla.
Por eso, ella agradece la posibilidad de haber accedido a educación pública. Eso la llevó a pelear por el archivo de las reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES). En entrevistas y en sus redes sociales denunció que dichas reformas buscaban, «desregular a las instituciones de educación superior privadas, limitando la capacidad del Estado de controlar la calidad, la gratuidad y el no lucro de las instituciones».
Además, le preocupaba que la falta de controles hiciera que vuelvan a proliferar las llamadas ‘universidades de garaje’. Y que se mercantilice la educación superior privada, al eliminar controles del SRI y Consejo de Educación Superior.
Así que, el jueves pasado, Jahiren Noriega, vestida con el buzo de la Universidad Central, se mostraba satisfecha porque la mayoría del Pleno de la Asamblea votó a favor del archivo de las reformas a la LOES.
Durante la entrevista, la legisladora más joven de este período, abrazaba a Camila, gatita adoptada por su novio. Aunque no es la única mascota con la que comparten la vivienda. Hace tres meses, Sol, otra gata se le acercó en el parqueadero de la Asamblea y ella no resistió la tentación de cuidarla; al llevarla al veterinario descubrió que estaba preñada, así que ahora tiene dos gatitos bebés más. En total son cuatro.