Editorial de Radio Pichincha
Una vez más lo vamos a repetir: la mayor expresión de la política es la economía. Y por ello, las medidas que se hagan en la economía no son un asunto técnico o tecnocrático, como nos quieren hacer creer. Todo lo contrario.
Vayamos por partes:
1.- La definición de un programa de gobierno, en general, define la visión ideológica de un proyecto político. Por ello se les exige a los candidatos presentar ese programa, sus metas y objetivos. Y entre otras cosas debe contener las medidas económicas a adoptar en el período presidencial.
Por supuesto, los dos últimos mandatarios, Guillermo Lasso y Daniel Noboa, llegaron con un programa de Gobierno y al hacerse cargo del Estado hicieron todo lo contrario.
2.- No es lo mismo tomar medidas económicas para favorecer a los más pobres que a los grupos económicos. Aunque suene retórico, para los primeros hacen falta medidas profundas y de hondo sentido político. Sacar de la pobreza a millones de seres humanos, con medidas económicas estructurales, es una decisión política. Por eso, por ejemplo, lo que ha hecho hasta ahora Lula Da Silva, en Brasil, va por ese camino. Y para ello hace falta una voluntad y un espíritu democrático, en el más amplio sentido de la palabra.
3.- La inversión pública, la atención a los sectores clave como salud, educación y seguridad, es una decisión política que ayuda al desarrollo de los que no han tenido oportunidades y tampoco condiciones para superar sus dificultades por la exclusión, la desigualdad y la inequidad. Para eso, además, como dijo en su discurso de posesión el presidente salvadoreño Nayib Bukele, hay que hacer bien las cosas del Estado, atender a los pobres y darles servicios de calidad, mucho mejor que lo que supuestamente hace el sector privado.
4.- Por eso, finalmente, eliminar los subsidios a los combustibles es una medida política. No se trata de reducir el costo fiscal. Si fuese por ello se cobrarían las deudas de las grandes familias y empresas. Si fuese por ello, se cobrarían impuestos a los que más tienen, se cobraría a las telefónicas la concesión de las frecuencias y se ayudaría a la economía solidaria y popular con incentivos y no con castigos.
Si ya nos elevaron el IVA y ahora quieren eliminar los subsidios a los combustibles, queda claro que todo eso ha sido para cumplir con el programa económico impuesto por el FMI y no precisamente para garantizar un mejor país para todos y todas. Se dijo que era para financiar la lucha contra la inseguridad y todo está peor. Ahora dirán que los subsidios serán solo para los transportistas y para los sectores productivos, pero la verdad es que todo eso, a la luz de los hechos, NO SE LO CREE NADIE. PUNTO