Editorial de Radio Pichincha
Hay personajes traidores por excelencia. Unos por su codicia y otros por su incapacidad para conocer los límites de la ética y la decencia pública. Y cuando se menciona la palabra TRAICIÓN de inmediato pensamos en Lenín Moreno. Pero ya no es el único. Ese nefasto expresidente ahora compite con otro con unas características tan similares en muchos aspectos.
Santiago Guarderas fue elegido concejal de Quito, en 2019. Si se candidatizaba para alcalde de la capital jamás habría ocupado ni el cuarto ni el quinto lugar. En esa ocasión hubo tantos candidatos que seguramente habría ocupado el último lugar. Pero se hizo de la primera autoridad de la ciudad gracias a la traición a quién lo puso como vicealcalde, rompiendo las normas de equidad de género y por una astuta maniobra que estuvo convalidada por la Mafia Mediática.
Y casi al finalizar su mandato ha demostrado -cual Lenín Moreno- que ni se merecía el puesto, que no lo ocupó con una pizca de vergüenza y que hizo todo lo posible para ganarse el título del PEOR ALCALDE DE LA HISTORIA. Aunque para ser un poco justos bien podría competir, codo a codo, con otro de la misma calaña, Mauricio Rodas. Aunque de este último lo salva que fue elegido, con todas las polémicas que eso generó.
Este “peor alcalde de la historia” sigue sumando puntos para este “noble” título, cuando habla del Metro, de sus bondades y de la calidad del servicio. No hay día que no salga a destacar que, gracias a él, solo a él y nadie más que a él le debemos la magnífica obra, que sin él no habría colas en la entrada, que los trenes funcionan a cabalidad, todos, absolutamente todos, no queda ninguno sin operar, que el sistema informático está tan a plenitud que no hay un solo dato que no esté regulado por la “inteligencia artificial” de una súper computadora instalada, seguramente en Plutón.
Y, por si fuera poco, gracias a su inteligencia, a su sabiduría, pero también a su impoluta honestidad, la administración que hereda a Pabel Muñoz no tendrá contratos de última hora, nombramientos para sus amigos, presupuestos comprometidos hasta diciembre y una hilera de grandes proyectos en marcha que al “pobre” alcalde electo solo le quedará sentarse en el lugar privilegiado de los desfiles, pues ya todo está hecho. Incluso, ya quedaron hechas y lúcidas las diversas placas con el nombre del Santi, en cada una de las calles repavimentadas, en los mercados repintados y de las mil obras con cero corrupción y una calidad inconmensurable.
Sin duda alguna estamos ante un fenómeno de la política que ojalá no se repita en nuestra historia. SUFICIENTE HEMOS TENIDO CON UN MORENO Y UN GUARDERAS, sin considerar a don Guillermo y sus traiciones con don Jaime Nebot. PUNTO