Editorial de Radio Pichincha
Inédito por las causas que lo provocaron, este largo feriado solo tiene una enseñanza política muy profunda: no se puede improvisar para gobernar, es mejor renunciar a asumir para lo que no se es capaz.
Nos han forzado a no trabajar, en medio de apagones por encima de las seis horas que ofrecieron, con una economía estancada y el turismo en crisis aguda. Una vacación forzada para, supuestamente, reducir el consumo de energía eléctrica.
En otras palabras, pasaron a la ciudadanía la responsabilidad de una imprevisión, falta de gestión y una pizca de sabiduría para afrontar un problema advertido desde enero del año 2023.
Los más optimistas dirán que han sido días para “unir a la familia” o “para arrimar el hombro”. Pero ni todo el optimismo del mundo puede ocultar todo lo ocurrido:
– Más sicariato
– Menos ingresos en la pequeña y mediana empresa
– Accidentes con los cables de energía
– Clases y preparación escolar y académica postergada
– Cero empatía de las más altas autoridades con todo un país agobiado.
Y la lista se podría extender, pero bastaría con pensar en estos cinco asuntos para valorar en qué situación vivimos. Pero lo que más asusta y hasta “electriza” el cuerpo es la nula vocería pública para decirnos si lo que hasta ahora se hace es un pasito en la solución definitiva de esta crisis.
A todo esto, se une que este feriado tuvimos celebraciones en Cuenca y Manta, donde normalmente se podría tener una exposición oral, retórica y hasta muy política para asumir que de esta situación no saldremos si no es con certezas y un Gobierno capacitado y con toda la voluntad para afrontar ese enorme desafío.
Lastimosamente no somos ingenuos, cada vez más, porque no hay señales ni perspectivas para encontrar una salida a esta crisis múltiple que nos toca afrontar, con generaciones de jóvenes con el único afán de irse de este país y con personas de “juventud acumulada” que no puede dar ningún consejo de esperanza a sus nietos y nietas.
Y aunque duela y a veces no guste, la respuesta está en la política, entendida como una ciencia, como un arte y como una pasión para imaginar una NACIÓN SOLVENTE EN TODOS LOS SENTIDOS.
Y con la política, no necesariamente electoral, se puede imaginar también una solución colectiva y hasta compleja para dejar un mejor legado a las nuevas generaciones. PUNTO