Editorial de Radio Pichincha
Anoche pudimos ver, miles o quizá un millón y pico de ecuatorianos, el debate entre los 16 candidatos presidenciales y queda claro que al menos 10 de ellos NO DEBIERON ESTAR EN ESE ESPACIO, porque fueron a atacar a una candidata, mencionar decenas de veces el nombre del expresidente Rafael Correa o simplemente para exhibir sus debilidades académicas y sus imprecisiones en cifras y conceptos.
Lo más llamativo y hasta doloroso fue el bochorno del Candidato Presidente: no haber mencionado los cuatro nombres de los niños desaparecidos, asesinados e incinerados, a los que quiso declarar héroes nacionales, pero tampoco pedir disculpas en nombre del Estado.
Esto fue algo que costará mucho olvidar a muchos electores, incluso a sus propios seguidores, porque no se trató de un “lapsus”, sino de un acto irresponsable con la ciudadanía.
De hecho, en calidad de mandatario en funciones, aunque no se apegue a la ley usando discrecionalmente la licencia a la que está obligado, tuvo una serie de imprecisiones sobre sus propios decretos y sobre las cifras de la economía ecuatoriana. ¿Es posible ejercer un cargo con esas fallas a la hora de exponerse en público? ¿Será por eso por lo que no acepta entrevistas y confronta sus ideas con quienes le puedan demandar una mejor calidad de su oratoria y su exposición política?
Pero en general, a diferencia del debate entre candidatos vicepresidenciales, esta ocasión se pudo observar a tres o cuatro candidatos con una mejor formación para entender el rol del Estado, porque los presidenciales van a dirigirlo no para hacer de él una empresa o un conglomerado privado.
Esos candidatos tuvieron la oportunidad de decirnos, primero, que estamos muy mal y que SÍ HAY SOLUCIONES ESTATALES, PROGRAMÁTICAS Y CON UN SERVICIO PÚBLICO EFICIENTE para salir de la crisis sistémica a la que estamos sometidos desde hace siete años y que en el último año se agudizó con Daniel Noboa.
Claro, ayer hubo también una evidencia que se agudizará en las próximas semanas, antes de la elección: el aparato millonario del candidato oficialista atacando y desinformando. ¿El CNE nos va a contar cuánta plata se movió anoche solo desde esas cuentas que apoyan al Candidato Presidente? ¿Quién controla esos ataques para intoxicar el debate de anoche?
Y, de nuevo, quedamos a expensas de la influencia mediática y no de una discusión racional de lo que queremos para el bienestar de todos y todas, pero sobre todo de las nuevas generaciones.
Queremos tener un presidente o una presidenta que asume el desafío histórico de sacar al país del hoy en el que estamos, pero no será solo con debates bastante precarios en tiempo y profundidad, por el modelo escogido por el CNE, sino sobre todo por una reflexión profunda de la ciudadanía, dejando de lado los odios y las venganzas. PUNTO