Editorial de Radio Pichincha
Sin duda alguna hay ciertas fuerzas oscuras que trabajan permanentemente por “accidentar” nuestra vida cotidiana, con claros propósitos políticos y desestabilizadores. Ya hay muchas evidencias de ello, en algunas acciones que parecen inexplicables, pero ocurren. El tiempo ha dado la razón, no precisamente a las “teorías de conspiración” sino a los hechos y sus secuelas.
¿Acaso es casual que tengamos apagones? ¿No es producto de una decisión humana que las escuelas no tengan la infraestructura y los recursos mínimos para el inicio de clases que hasta la Mafia Mediática tiene la “osadía” de repórtalo? ¿Dejar sin medicinas y sin personal los hospitales públicos es una “falla” del sistema público o una decisión política para favorecer a las clínicas privadas y a las farmacéuticas que apoyan campañas electorales?
Y de esto hay una lista larga de supuestas omisiones, cuando en realidad son esas cosas que nacen de mentes y grupos con objetivos claramente identificados.
Pero los incendios de ayer, casualmente simultáneos y de alta intensidad nos obligan a pensar lo que ya ocurrió el año 2013, previo a las elecciones municipales del 2014, para crear las condiciones políticas a favor de una candidatura de la derecha que finalmente se instaló en la Alcaldía de Quito y fue una de las peores que han pasado por la capital de República del Ecuador.
En aquel entonces hubo más de dos mil incendios, en pocas semanas. Según datos del Cuerpo de Bomberos de Quito, el 95% de los incendios forestales fue provocado. En algunos casos se identificó el “modus operandi”: galones con combustible dejados como evidencias. ¿Ahora pasa algo parecido? ¿Es casual que las dos administraciones municipales, la del 2013 y ahora del 2024 sean de la Revolución Ciudadana?
El dicho dice: “Piensa mal y acertarás”. Y por lo que se ve en redes sociales de los opositores del actual alcalde parece que se repiten los mismos mensajes y objetivos de aquel entonces, pues los autores son exactamente aquellos que creen y experimentan con los “juegos sicológicos” y “las operaciones de inteligencia”.
Lo de ayer ya fue una evidencia de algo que ya no es casual: cinco incendios simultáneos como para que los Bomberos no pueden darse abasto, se los tenga en “jaque” y luego aparezcan los mensajes de que la Alcaldía no es capaz de administrar “un simple incendio”. Y por la proporción y la ubicación de los incendios hay que pensar seriamente que esto no es nada casual y menos aún accidental.
Ojalá nos equivoquemos, ojalá sea “mala suerte” de un verano intenso, ojalá no existan mentes y manos perversas que son capaces de acabar con la naturaleza, con la flora y la fauna, con tal de conseguir sus objetivos políticos. OJALÁ, PUNTO.