En las familias, abuelas no saben manejar tecnología y en otros casos, aún persiste la falta de conectividad y dispositivos.
La tarde del martes 9 de enero de 2024, el Ministerio de Educación, con la presión de cientos de usuarios en las redes sociales, decidió suspender las clases presenciales y enviar a las clases virtuales o telemáticas a 4.3 millones de niños, niñas y adolescentes. Esto como respuesta a la ola de eventos violentos que Ecuador estaba registrando a lo largo de ese día y a la declaratoria del conflicto interno no armado.
Sonia Narváez lo escuchó en un flash de última hora de la radio que sintoniza todos los días mientras atiende su local de bazar y papelería en el sur de Quito. Ese día cerró temprano por el temor a las noticias de saqueos que le llegaron. Su primer pensamiento fue que su nieto estaría seguro en casa y eso era lo importante, hasta ese momento.
Linda (nombre protegido) estaba laborando en un hospital de Quito, cuando empezó a notar el temor en todos sus colegas de trabajo, llamó a su hijo de 8 años, quien le informó que al siguiente día no había clases.
Elizabeth Tipán, madre de dos niños, también recibió la noticia con alivio pues en el ambiente había pánico, así que le pareció adecuada la decisión del Ministerio de Educación.
Han pasado nueve días, siete laborables, desde el anuncio del Gobierno, que vino con la preocupación de las familias que han enfrentado dificultades en las clases virtuales. Incluso algunos menores de edad no han podido conectarse. No solo por falta de recursos y herramientas sino también porque no hay una persona que los acompañe y guíe, ya que ambos padres trabajan.
Lamentablemente, los problemas de falta de conexión a Internet y de dispositivos electrónicos ya se vivieron en la pandemia, provocada por el covid-19, desde marzo 2020. Y como se ha podido confirmar en estos días, no se han superado.
“Nos afectan las clases virtuales porque el internet se va y el niño se estresa”, contó Sonia Narváez, quien además destaca que no puede permanecer junto a su nieto todo el tiempo porque también debe atender su negocio y dedicarse a los quehaceres de la casa.
Linda tiene turnos rotativos, reconoce que, si no fuera por su madre, no tendría con quién dejar a su hijo y mucho menos garantizar que ingrese a las clases virtuales: “Mi trabajo es de varias horas, no puedo estar al pendiente ni llamarle”.
Elizabeth Tipán solo tiene una computadora para sus dos hijos, así que adaptó el celular para que así, el más pequeño pueda recibir clases al mismo tiempo. Pero el internet no es estable y eso provoca que se desconcentren y no avancen, así que se ve en la obligación de pedir por mensaje de Whatsapp que le envíen los deberes para que se igualen.
“Además con dos niños es complicado, estoy sola en casa y también tengo quehaceres y debo atender a mi bebé; siento que se están retrasando, porque no tengo ayuda”, comentó.
Inés Terán (nombre protegido) es madre soltera de dos niños de 8 y 4 años, su problema es el tiempo. Ella sale muy temprano a trabajar y llega a casa en la noche. No hay manera de que pueda ayudar a sus pequeños a ingresar a las clases virtuales, no tiene ayuda, ya que su madre desconoce de tecnología, solo los cuida mientras ella regresa. Durante estos siete días, desde el miércoles 10 de enero, ninguno de los dos niños ha recibido clases.
Para Sybel Martínez, abogada y diplomada en Litigio Estratégico de Niñez y Adolescencia, el Ministerio de Educación no ha sabido responder eficazmente a la demanda de los estudiantes. Y, en lugar de dar herramientas y garantizar el acceso a las clases, solo los confina y en algunos casos los condena a la deserción, tal cual ocurrió en pandemia.
“Hay 260 mil niños que salieron de la escolaridad en época de pandemia y nunca regresaron”, agregó.
Sybel Martínez se preguntó donde está el plan de contingencia que debió dejar la crisis sanitaria y en ese sentido también reprochó que ni siquiera exista un programa para responder a algún acto violento que pueda presentarse dentro de una unidad educativa. La abogada criticó la falta de una hoja de ruta y garantías para los niños, niñas y adolescentes tanto en la virtualidad como en la presencialidad.
Mientras tanto el Ministerio de Educación no ha dado certezas respecto a lo que pasará con las clases desde el próximo lunes 22 de enero. Desde el 9 del mismo se han enviado tres comunicados para aplazar el retorno a las aulas, por ahora hasta mañana viernes 19.
Respuesta del Ministerio de Educación
Pese a que el ministro de Educación, Daniel Calderón, ha reconocido la importancia de la presencialidad porque las instituciones educativas son espacios seguros donde se gesta el desarrollo de niños y adolescentes, también subrayó que en estos momentos de convulsión social se debe garantizar la seguridad de los estudiantes.
Contrario a lo manifestado por la UNE, el ministro de Educación, aseguró que sí existen lineamientos pedagógicos y la atención socioemocional para la comunidad educativa, para así garantizar la continuidad de los estudios.
“Para ello contamos con fichas pedagógicas, la franja educativa de educa, acompañamiento de docentes, videollamadas y visitas a las casas”, explicó.
De otro lado, Daniel Calderón aclaró que la decisión de la virtualidad se dio inmediatamente el Gobierno emitió el decreto de estado de excepción.
Retorno a las aulas se decidirá en base a informes de seguridad