Editorial de Radio Pichincha
Ha tenido que ser el propio procurador del Estado quien señale el rol de la directora del consejo de la judicatura en la provincia de Guayas, la ex presentadora de Teleamazonas, María Josefa Coronel, quien ocupa ese cargo tras la llegada al poder del actual mandatario Guillermo Lasso Mendoza.
La demanda de indemnización, por dos mil millones de dólares de los hermanos Isaías, ex dueños del Filanbanco, solo fue posible gracias, según el procurador, a las presiones políticas y económicas a los directivos de la Judicatura guayasense. Claro, evita mencionar a la señora Coronel, pero es evidente que su pronunciamiento, su consejo y “apoyo jurídico” permitió al juez correspondiente acceder a esa demanda.
Han sido varios juristas, en esta radio y otros medios no alineados con el poder financiero, quienes advirtieron de la presión económica para llegar a semejante barbaridad. Y si ahora lo dice, NADA MÁS Y NADA MENOS QUE EL PROCURADOR, entonces ya no hay duda que el objetivo de los Isaías no pasa por una decisión en justicia sino por la corrupción judicial que enmaraña y ensucia cualquier procedimiento.
La señora Coronel, una fanática anti correísta, que basta ver cómo se expresa en redes sociales, no ocupa ese puesto por sus dotes de jurista y menos por la experiencia en el sistema judicial. La pusieron ahí para defender a los banqueros y a los intereses políticos de la derecha más recalcitrante de este país. Si primero estaba al servicio del banquero Fidel Egas, dueño del Banco Pichincha, ahora está al servicio de otro banquero, en la presidencia de la República y también de los Isaías, sin ruborizarse ni escandalizarse.
Seguramente ella asegura su futuro gracias a las presiones económicas, como dice el Procurador. Por eso puede dejar el cargo y alejarse de la vida pública con un porvenir sustancioso. Son muchos los jueces de Guayas que cuentan en privado el modo de actuar de la señora Coronel, además de los actos por los cuales ha destituido jueces y funcionarios que no acatan sus caprichos y sus presiones.
Por eso, queda claro que la justicia politizada para judicializar la política tiene en esta señora su mejor expresión. Si el Procurador confiesa que la demanda, con la venia de Coronel, fue un intento para sentar a negociar al Estado con los hermanos Isaías, entonces queda claro que este tipo de personas no actúan pegadas a la ley. Por el contrario, les importa un pepino que el Estado saque de sus alforjas dos mil millones de dólares para unos hermanos que bien puede pagar de esa suma el uno por ciento por el favor recibido a los directivos de la judicatura y todavía les queda muchísima plata para seguir engordando sus fortunas.
ESA ES LA CLASE DE JUSTICIA Y JUSTICIEROS QUE TENEMOS EN ESTE PAÍS. PUNTO