En un contexto de máxima tensión nuclear, con Donald Trump intentando convencer a la CIA de la necesidad de romper el acuerdo con Irán, Kim Jong-Un, el presidente de Corea del Norte, realizó un ensayo balístico que sobrevoló la isla japonesa de Hokkaido.
La impertinencia de lanzar un misil que impactó en el agua a 1.180 kilómetros al este de Japón renueva las alertas por un posible ataque de la nación asiática a los Estados Unidos, que viene amenazándola desde hace años y ahora con, Trump, de manera mucho más directa.
Si bien desde Estados Unidos descartan que hubiera algún tipo de riesgo para el suelo Norteamericano, coindice la diplomacia estadounidense con la japonesa en que es una “grave y seria amenaza para la seguridad nacional”.
Shinzo Abe, el líder japonés, afirmó que mantuvo una conversación telefónica con el presidente estadounidense, en la que acordaron ejercer aún más presión sobre Pyongyang tras su nuevo lanzamiento misilístico.
Tanto los Estados Unidos, como Corea del Sur y Japón han solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para elaborar una respuesta conjunta frente a Corea del Norte.
Corea del Sur respondió al lanzamiento con un bombardeo en una zona fronteriza de las dos Coreas y el gobierno advirtió que tienen preparadas represalias contra el país del norte si insiste con las “violaciones” de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.