Miles de migrantes recorren México en caravanas, enfrentando retos humanitarios y logísticos en su camino hacia Estados Unidos.
El flujo migratorio en México ha alcanzado niveles históricos, con más de 925.000 personas ingresando de manera irregular entre enero y agosto de 2024. En este contexto, miles de migrantes han decidido organizarse en caravanas, desafiando las dificultades del trayecto desde el sur del país hasta los puntos fronterizos con Estados Unidos.
El Instituto Nacional de Migración de México ha implementado una estrategia para desarticular estas caravanas mediante traslados en autobuses a regiones lejanas de la frontera norte.
Mientras algunos aceptan estas opciones bajo promesas de visados temporales, otros rechazan la propuesta por desconfianza hacia las autoridades.
«Nos dicen que nos ayudarán, pero la realidad es otra», expresó para EFE, Miguel Ángel, un migrante ecuatoriano, quien asegura que muchos solo confían en su determinación y fe para continuar.
El desafío no termina en las carreteras. La incertidumbre en torno a las políticas migratorias de Estados Unidos, especialmente con el próximo mandato de Donald Trump, generan tensión en los migrantes.
«México ha adoptado un enfoque restrictivo para reducir los flujos migratorios, pero las condiciones de vida de los migrantes siguen siendo precarias», señaló Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante.
Ante este panorama, la caravana que salió el 20 de noviembre desde Tapachula continúa su avance hacia Ciudad de México, enfrentando obstáculos físicos, legales y sociales.
Los migrantes, en su mayoría son provenientes de Venezuela, Cuba y Centroamérica.