Editorial de Radio Pichincha
En nuestro espacio de entrevistas no podíamos salir del asombro cuando la vocera de la Asociación de Centros de Diálisis del Ecuador reveló una cifra escalofriante: MIL PERSONAS HAN FALLECIDO EN DOS MESES POR LA FALTA DE ATENCIÓN INMEDIATA EN SUS PROBLEMAS RENALES.
Cristina Freire remarcó que la situación de las dializadoras es compleja no solo por la deuda que mantiene el Ministerio de Salud sino también por los cortes de luz, lo cual no tiene solución inmediata y tampoco tiene una respuesta de las autoridades correspondientes .
La vocera de la Asociación mencionada nos dijo también que la situación económica de las clínicas es crítica, pues el Ministerio les adeuda más de 160 millones, correspondientes a los últimos 14 meses, a este valor se suman 100 millones más del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.
Y por si fuera poco, hay otro elemento de preocupación: cada vez que las dializadoras han denunciado su situación durante todo este tiempo, el Estado toma represalias, no solo en contra las clínicas sino también con los pacientes, lo cual ha provocado que en tan solo dos meses: más de 1.000 hayan fallecido y otros 500 se encuentren graves en diferentes hospitales. A las clínicas que han salido a denunciar la falta de pago les han quitado los pacientes, a quienes les derivan de un lugar a otro, sin tener una atención permanente, lo que ha complicado su enfermedad renal y por ende eleva su riesgo de muerte.
¿Se imaginan un país donde se dejan morir a los pacientes por la falta de atención y recursos en una cifra que se ubica en los 500 fallecidos por mes? ¿Una cifra así no es motivo de escándalo? ¿Podemos estar en paz con nuestras conciencias mientras decenas de familias en la misma situación pueden advertir desde ya que sus parientes se van a morir por la misma causa que hace una década no era motivo ni siquiera de preocupación?
Pero así estamos, porque además en los Centros de Diálisis se atiende a 17.000 pacientes del Ministerio de Salud Pública y más de 7.000 entre afiliados y pensionistas del IESS. Cada mes se tenía una estadística de 50 muertes por causas renales, hoy en día este número subió a 500.
Incluso, ahora con los apagones la situación se agrava por los cortes de luz, porque si no hay presupuesto para adquirir insumos médicos, mucho menos para comprar la gasolina que requieren los generadores eléctricos.
Qué grave, qué doloroso y qué dramático todo esto. Y así, con esta realidad cruda, en plena campaña electoral solo vemos ofertas y populismo del malo en los mensajes oficiales. Ya nada. PUNTO