Mañana se espera que se consuma el golpe de estado social perpetrado por el presidente francés Emmanuel Macron. Para evitar que firme los cinco decretos con los cuales se quiere poner coto a los derechos laborales de manera drástica, miles de franceses volvieron a manifestarse en varias ciudades del país.
Más de 200 acciones a lo largo y ancho del país es el balance de una nueva jornada contra la reforma laboral prometida por el líder de la fuerza “¡En Marcha!” y que prometió antes de ganar las elecciones llevar adelante y con mayor profundidad la reforma que le exigían la patronal empresaria y que su antecesor, el socialista François Hollande, no pudo conseguir.
El exministro de economía en el anterior gobierno, Macron, recibió una noticia preocupante, el 40 % de los policías que debían trabajar en el día de hoy, más de dos mil efectivos, se ausentaron alegando razones de salud. Ahondando, una situación de malestar en las fuerzas de seguridad que se viene acentuando desde hace años por las malas condiciones de trabajo y el alto nivel de estrés generado por las exigencias de cumplir con cuotas de detenciones y multas.
En declaraciones a Prensa Latina, el líder de la Confederación General del Trabajo (CGT) en la región parisina, Pascal Joly, aseveró que “estamos confrontando a un presidente de la República (Emmanuel Macron) que tiene ambiciones de impulsar un retroceso en materia de derechos laborales como nunca antes se había intentado” y agregó que no se trata solo de un retroceso social, sino civilizatorio.
A la participación sindical representada por la CGT, se sumó la convocatoria del diputado Jean-Luc Mélenchon, líder de la Francia Insumisa, el excandidato presidencial socialista,Benoit Hamon y del Partido Comunista.
Si bien no se alcanzó el medio millón de personas de la convocatoria de hace nueve días, la persistencia en el reclamo busca mostrarle a Macron que el retroceso no se podrá dar sin un alto costo social.