Punto Noticias. “Cueva de Murciélagos” de Eduardo Villagómez es una inmersión en el mundo del eximio escritor ambateño Juan Montalvo. Como se explica en la contraportada el autor es un escoliasta, es decir alguien que experto en escolios, que son los comentarios o notas a pie de página que contextualizan una obra y complementan su sentido biográfico y cronológico.
Hacer este trabajo con la Catilinarias es un verdadero mérito bibliográfico en cuenta la dimensión de la obra.
En esta entrevista revela algunos otros detalles de esta obra que ya se encuentra en librerías de todo el Ecuador.
Su idea, al parecer, es actualizar el pensamiento de Montalvo, ¿me equivoco?
Más que actualizar el pensamiento de Montalvo, el propósito de haber realizado esta minuciosa exploración busca ser un trampolín y que Las Catilinarias ocupe un lugar expectante entre los textos que ha producido la literatura ecuatoriana.
El problema que presenta Las Catilinarias para el lector contemporáneos se encuentra en su prosodia y ortografía. Creemos haber solucionado ambas en la medida del esfuerzo.
¿Qué vigencia tiene el pensamiento de Montalvo en estos tiempos de violencia desatada?
Montalvo se erige a sí mismo en guía espiritual de sus contemporáneos. La obra tiene por cada una de las famosas citas diez o más con igual carga de elocuencia y bastedad. No será un Kempis (devocionario católico) pero tiene esa condición.
Montalvo critica ese recurso como acto de falsa piedad, pero si acudimos a cualquiera de sus doce entregas, encontraremos los mismos males que azuzaron al Ecuador de Veintimilla replicados en la historia presente y próxima.
En lo fundamental, esta publicación, convertida en su compendio en ensayo famoso, es un «horror tirannys»: una advertencia contra el poder ejercido sin controles por un “esguízaro vulgar” en quien Montalvo no tuvo reparos de volcar su ira.
¿La literatura que se deja influir por la política y la que la influye es también alta literatura?
Nadie insultó como Montalvo.
Nadie restregó el látigo de la palabra con tanta pasión, con fervor denodado, con pluma tan lúcida como nuestro autor. Responder a su pregunta puede ser un acto de fe.
Puedo afirmar que las más bellas palabras han sido usadas para insultar, para el combate político, sin mengua de la literatura.
Cualquier otra persona puede afirmar lo contrario. Creo que en Montalvo, como lo fuera antes en solas otras dos ocasiones, ese logro de literatura y política, conjunta ambas fuentes para producir otros tantos efectos deseados desde el interés de la nación como pueblo.
Los casos a que alude su pregunta son, sin duda, los de la literatura convertida en adulación panegírico, plumas envilecidas de las q hubo con profusión en el pasado y el presente.
Las Catilinarias van precedidas por el corcel de la disidencia.
Para los jóvenes, un lenguaje con niveles de profundidad y exclusividad tan altos pueden ser un problema, ¿cómo hacerlos más comprensibles?
Veo a mis hijos y quisiera que ellos tomaran el texto con similar pasión a la que me ha alentado. En cuanto a la comprensión debe ser respondida en lo que ha sido nuestro esfuerzo. Las más de 900 citas llevan esa consigna: recrear en el lector las bellísimas líneas de un patriota.
Es tesis de un insigne montalvino como el doctor Pablo Balarezo Moncayo, que Montalvo es para nosotros un desconocido. Aún hoy, casi siglo y medio después de su desaparición.
Sabemos que la obra suya ocupaba baúles repletos y apenas hemos reproducido la que cabe en un estante muy modesto de cualquier estante en nuestras bibliotecas.
La obra se encuentra disponible en librerías de todo el Ecuador.