Editorial de Radio Pichincha
Cuando las autoridades hablan de ocuparse de la seguridad e invierten plata en eso, parecería que estamos por buen camino o, al menos, hay alguna esperanza. Pero cuando esa plata es para darle a una empresa para construir cárceles, la perspectiva cambia, por dos motivos:
1.- ¿Hay total transparencia y pulcritud en la adjudicación a la empresa constructora?
2.- Más de 50 millones de dólares para una cárcel, en menos de un año, solo apunta a llenar de presos y no atacar las causas de fondo de la violencia y la criminalidad. Pues con esa cifra se podrían hacer otras cosas que este gobierno ha dejado de lado o simplemente no se ocupa de, por ejemplo, la educación de niños, niñas y adolescentes.
Pero ya que estamos en esto, ayer se agudizó el problema pues la respuesta que recibieron las autoridades locales por parte de delegados del Gobierno sobre el proyecto para construir una cárcel de máxima seguridad en Archidona solo derivó en nuevos anuncios de radicalizar las protestas en la provincia amazónica de Napo.
Justina Zambrano, subsecretaria de gobernabilidad, les dijo a los pobladores que el Gobierno continuará adelante en esta obra, sin cambios, y les pidió que las medidas de hecho se realicen de manera pacífica. Pero no se quedó ahí, puso por delante la “voluntad” del Candidato-Presidente:
“Para el Presidente de la República es una prioridad la seguridad del país, y en este plan de seguridad que él está implementando con mucha firmeza, con mucha convicción, pues, se ha decidido mantener el proyecto en el lugar en el que se encuentra, con la inversión que se sostiene”, expresó la funcionaria.
Por eso, Fanny Shiguango, dirigente de la Federación de Organizaciones Indígenas del Napo (FOIN), tiene razón cuando señaló que la Amazonía tiene problemas urgentes y ese dinero de la cárcel bien podría invertirse en la adecuación de escuelas y hospitales.
Pero no solo eso, hay un ejemplo que grafica la precariedad de la atención gubernamental, como es la vía que une a Baeza y Loreto, que está destruida y es normal ver a carros dañados por la cantidad de baches que existen en la ruta.
Ojalá no nos equivoquemos y luego tengamos que lamentar, pero estas obras huelen más a negocios de empresas que tienen alguna urgencia de hacer negocios antes que resolver problemas, como este de la inseguridad, que con cárceles jamás se termina.
Y, por otro lado, habrá que ver hasta dónde la negociación política con los pobladores de Archidona no termine en una desgracia o en esas ofertas demagógicas, de un gobierno que está por terminar su mandato. PUNTO