Editorial de Radio Pichincha
Parecería que el aparato que ha protegido a don Guillermo se “hace el loco” cuando se denuncia asuntos graves y espinosos. Por más que publique el Miami Herald, que de correísta o de partidario de Leonidas Iza, no tiene ninguna sospecha, los aliados del gobierno, canales como Telamazonas, Ecuavisa o TC no sacan una sola línea, ni una sola mención del uso de dinero público para lavar la imagen del Presidente de la República del Ecuador durante el proceso de juicio político.
Y no es poca plata. Son 250 mil dólares que deberán explicarse y para lo cual la Contraloría, tan presurosa para unos casos, la Fiscalía tan diligente para perseguir a los adversarios políticos, no han dicho nada. Ahí brillan por su silencio.
Pero no solo es eso. Ayer se publicaron otras revelaciones del manejo, bastante oscuro y espeso de los recursos públicos, a través de empresas y firmas vinculadas, supuestamente, a la familia de don Guillermo. Sin entrar en detalles, se nota, una vez más, el modus operandi: contratar a través de firmas en paraísos fiscales para tareas oficiales que luego se pagan con recursos públicos. Más o menos así ha sido el modo de enriquecerse de muchos millonarios que acceden al poder personalmente o a través de terceros.
Pero, claro, a eso no le llaman corrupción, no le llaman peculado ni nada que se le parezca. Y como cuentan con el silencio abrumador de la Mafia Mediática, entonces creerán que todo queda bajo cuatro aldabas y nadie se escandalizará.
Un cuarto de millón de dólares para lavar la imagen de don Guillermo es mucha plata. Pero no solo es la plata. ¿Por qué hacía falta esa campaña en el exterior y en redes sociales, en medios y periodistas serviles? ¿Con eso pretendían torcer a la opinión pública para que los asambleístas no voten por la destitución?
Lo grave es que esas empresas que sirven para el lavado de imagen también son propietarias de los dos aviones particulares con los que se mueve don Guillermo también en viajes oficiales, aunque todo viaje de un mandatario es de carácter oficial, se vea por dónde se vea.
Otro de los datos que ha revelado un periodista es que estos aviones son operados por la empresa ecuatoriana, MAVIARNET S.A., y en el correo electrónico de contacto presentado ante la Superintendencia de Compañías se muestra una dirección electrónica que perteneces al Banco Guayaquil.
¿Se entiende cómo se intenta camuflar la corrupción?
Pues si esto es un modo de actuar debe haber otros, pero como se tiene el poder político precisamente para maquillar los negocios particulares, queda claro que habrá que esperar que llegue un gobierno democrático y fiscalice todo, pero todo del actual, aunque sabemos que para eso don Guillermo estará a buen recaudo. PUNTO