Editorial de Radio Pichincha
Le podríamos llamar el “baratillo electoral”. ¿Por qué no? ¿Se enojarán en Carondelet, en la Secretaría de Comunicación? ¿El monitoreo de hoy contará con este editorial como una de las piezas negativas y nos marcarán con una X en rojo para acumular puntos en contra?
No importa, ya queda en la conciencia de las autoridades hacer de la crítica su “blanco de ataque”.
Lo que importa en realidad es reflexionar sobre el comportamiento oficial alrededor de la crisis múltiple que vivimos casi todos los ecuatorianos.
En primer lugar: condonar deudas, ofrecer cero aranceles, no cobrar las tarifas eléctricas, NO RESUELVE LOS PROBLEMAS, LAS CAUSAS ESTRUCTURALES DE ESTA CRISIS.
Bueno, alivian, en parte, pero a la larga son una acumulación de pasivos que no necesariamente ayudarán a una economía que requiere impulso, estímulo oficial, pero sobre todo trabajo, producción y rendimiento global.
En segundo lugar, cabe una pregunta, nada inocente: ¿por qué no se hizo todo eso durante el primer semestre de este año cuando ya había problemas, deudas y tarifas eléctricas elevadas? ¿Por qué no hay estímulos a los más pobres para, por ejemplo, tener servicios públicos efectivos de modo que la gente no tenga que gastar en medicinas y sí recibirlas en los hospitales o que los estudiantes tengan útiles, uniformes y desayuno escolar gratuito para paliar la dificultad de las familias?
Después de oír el discurso del Candidato-Presidente, en Machachi, los analistas políticos bien podrían tener una gran oportunidad para analizar si ahí se evidenció una estrategia de gobierno o una puesta en escena electoral, con el único objetivo de ganar las elecciones en febrero próximo.
Pero hay algo de fondo: ¿QUÉ HACE FRENTE A TODO ESTO EL CONSEJO NACIONAL ELECTORAL? Al parecer nada. Como si con la señora Atamaint no fuera. Menos aún esos denunciólogos que cuando se trata de otra tienda política están pendientes hasta si el calzoncillo que usa el funcionario lleva las siglas de su movimiento en campaña electoral.
Y, estamos seguros, que vendrán más ofertas, populistas y demagógicas, sencillamente porque las encuestas y la conversación digital dan cuenta de una caída estrepitosa de la popularidad y la intención de voto del Presidente-Candidato.
Lo único que queda, es decir: “Gracias le queremos dar señor gobierno”, pero por más regalos que sean y por bienvenidos que sean, con eso no se compra conciencias y, menos aún, se arreglan los problemas del fondo. PUNTO