Editorial de Radio Pichincha
Todo indica que los organismos internacionales de defensa de los Derechos Humanos y en particular de los niños esperaron al debate presidencial para escuchar al Candidato Daniel Noboa, por si se le ocurría pedir disculpas por la desaparición, asesinato e incineración de los cuatro niños de Guayaquil. Y como eso no ocurrió, vino la respuesta:
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó el execrable crimen en contra de Steven Medina, de 11 años, y los adolescentes Josué Arroyo, 14, Saúl Arboleda e Ismael Arroyo, de 15 años.
Y lo mismo hizo el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, este 23 de enero, al señalar que “Ecuador retrocede profundamente en derechos de los niños”. Y algo más: la relatora del Comité, Mary Beloff, tachó de “aberrantes” los hechos que sucedieron desde el 8 de diciembre de 2024, día de la desaparición de los menores: “Es parte esencial de nuestra labor que haya verdad y justicia en cada violación de derechos de un niño ecuatoriano, que se provea reparación en tiempo oportuno para que nunca más suceda”.
Pero no se quedó ahí: nos señaló como un país en el que existen más de 50 normas que requerirían ajuste legal para que el país esté acorde a los compromisos internacionales.
El miércoles pasado la CIDH también instó a que el “Estado debe investigar, juzgar, sancionar y reparar los hechos con la debida diligencia, asegurando que se verifique y aclare la posible responsabilidad de personal militar, fortaleciendo las acciones de investigación que ya han sido emprendidas”.
Además, la CIDH criticó que el Ministerio de Defensa, tras emitir disculpas públicas por orden de una jueza, anunció que buscará una sanción contra ella, por considerar que su actuación dio paso a una «persecución política».
Por eso, este organismo regional “reconoce la decisión de la jueza que concedió el hábeas corpus como una medida destinada a la búsqueda urgente de los desaparecidos.
Razón por la cual expresa su preocupación por las declaraciones del Ministerio de Defensa, que pueden amenazar la independencia judicial e inhibir la labor de defensa de derechos humanos en el país, en un contexto de clamor social de justicia y no repetición de los hechos”.
Y, por si fuera poco, la ONG Amnistía Internacional apoyó “los llamados de justicia por la desaparición forzada y posterior asesinato de 4 niños en Guayaquil”. Y pidió a “las autoridades ecuatorianas garantizar el acceso a la justicia de las víctimas. Esto implica que se investigue, juzgue y sancione a todos los responsables. Este trágico hecho pone de manifiesto los riesgos de un enfoque militarista hacia la seguridad pública”.
Pero frente a todo esto, ¿adivinen? Silencio oficial total. Ahí si no hay Tik Toks, videitos animados, declaraciones altisonantes, menos aún alocuciones en medio de bailes y de festejos electorales.
El Candidato Presidente se desentiende tal como lo hizo en el debate presidencial cuando no tuvo la “gentileza” de mencionar los cuatro nombres y menos aún pedir disculpas. ¿Ahora les va a decir a la ONU, a la CIDH y a Amnistía Internacional de ser parte del viejo país?
No nos hagamos ilusiones: NO VA A DECIR NI PÍO, primero porque su conciencia culposa lo bloquea y, segundo, porque sabe de las consecuencias legales y mundiales de un acto de esta magnitud. PUNTO