El Estado deja morir a la gente en las masacres carcelarias, agregó.
Jorge Núñez, antropólogo, cofundador de Kaleidos y codirector del Observatorio de Prisiones, destacó que las masacres se han convertido en un mecanismo de gestión penitenciaria del Gobierno. Eso se demuestra en el número, frecuencia e intensidad de la violencia carcelaria: “Nos hace pensar que el régimen no tiene intención de solucionar el problema”.
A criterio del especialista, el Gobierno configura una ecuación perversa que mezcla la ineptitud, crueldad y cinismo, pues pese a ser prevenido de las masacres no impulsa ninguna acción para prevenirlas o evitarlas. Un ejemplo es la última, ocurrida la madrugada del lunes 17 de abril, que fue alertada a las 02:50 de la madrugada, pero nadie hizo nada, dice.
“Desde el primer diagnóstico pedimos que la Policía salga de prisiones, que se elimine la inteligencia policial que negocia información por privilegios con las bandas y mantiene como rehén a la población penitenciaria”.
Aseveró que el Estado ha caído en inercia con las bandas, partidos políticos e instituciones, es decir que su comportamiento es en espejo.
Resaltó que más allá de atacar a uno u otro partido político, tratando de culpabilizarlos de la violencia, el Estado debería sentarse a dialogar con la gente, con las familias de Esmeraldas o el Comité de Familias por la Justicia en Cárceles: “Debe prestar atención, se trata de gente generando violencia extrema y aterrorizando a personas de carne y hueso”.
Situación de privadas de libertad mujeres
Núñez puntualizó que el Gobierno debe decretar la excarcelación de mujeres, en vista de su incapacidad y falta de respuesta, pues el 95% de esa población está por delitos de droga o pequeño tráfico y actualmente su vida está en peligro dentro de los centros penitenciarios.