Editorial de Radio Pichincha
La primera responsabilidad es la del Gobierno de Daniel Noboa. Digan lo que digan tratando de justificar la inoperancia, la primera y única responsabilidad es de las actuales autoridades porque desde el año pasado sabían lo que venía. Y con ese dato participaron en las elecciones y al ganar tuvieron la información de primera mano. Eso ocurrió en noviembre pasado y jamás trabajaron con firmeza y eficiencia.
Pero hay algo que no podemos dejar de lado:
PRIMERO: Ecuador tiene 14 hidroeléctricas construidas durante el mandato de Rafael Correa y todas requieren mantenimiento, una programación de uso y de apagado, para solventar tiempos de estiaje. Pero desde Lenín Moreno y Guillermo Lasso eso se dejó de lado y en ese entonces Noboa nunca dijo nada, dejó pasar como si no fuera con él.
Y si ya tenía ganas de ser Presidente, no tuvo la entereza de prepararse y contar con un equipo para afrontar ese tema. No olvidemos que el parque termoeléctrico quedó abandonado y por tanto sin hidroeléctricas y con termoeléctricas obsoletas era imposible afrontar estiaje por más crudo o liviano que fuera.
SEGUNDO: Moreno, como si fuese una varita mágica, implementó el modelo de la inversión privada para solventar la generación eléctrica, pero no pasó nada con él, ni con Lasso ni con Noboa, pues parecería que había otras prioridades y también hacían cálculos para los negocios privados para contratar barcazas y privatizar todo el sistema.
TERCERO: El consumo eléctrico, la demanda en general, aumentó producto de la expansión productiva y el crecimiento demográfico. Y eso se hizo muy evidente entre 2022 y 2023 cuando esa demanda creció en 11%.
Tras la pandemia se incorporaron nuevos modos de consumo, más formas de negocios en hogares y emprendimientos con consumo eléctrico fundamentalmente. Todo eso lo sabían los técnicos y los expertos, que emitieron sus informes y las instancias gubernamentales debieron asumir esa nueva realidad con lo que ya señalamos en el primer punto.
CUARTO: La irresponsabilidad estatal para no invertir, gastar en la prevención, mantenimiento y la ampliación del sector eléctrico pasa por priorizar el pago de la deuda externa, ahorrar supuestamente para quedar bien con el FMI y otros deudores. Y eso también pasa por la baja ejecución presupuestaria bajo el fétido argumento que no se deba gastar más en burocracia.
Por tanto, ahora pagamos las consecuencias. Y no pueden lavarse las manos diciendo que la culpa es de Correa o de acciones conspirativas (que no se han demostrado ni denunciado).
Los que no cumplen con sus funciones se tienen que ir a su casa. Los ministros son el primer fusible y eso parece que no cuenta en libreto del gobierno.
Pero hay algo fundamental: mentir, MENTIRNOS y mentirse intentando salvarse para ganar las próximas elecciones nos va a costar muy caro a todos y cada uno de los ecuatorianos.
Claro, los que mejores condiciones y recursos tienen para afrontar esto podrán sobrepasar el mal momento, pero quienes viven del día a día, los que encienden las luces de una pequeña empresa, los que guardan sus productos en refrigeradoras, los jóvenes que pasan metidos en los celulares, tablets y computadoras hasta para perder el tiempo, deben asumir que las decisiones políticas electorales cuando se hacen con liviandad y poca seriedad las consecuencias son TERRIBLES. PUNTO