Editorial de Radio Pichincha
El Consejo Nacional Electoral no es una entidad pintada en el Estado ni la que se encarga solo de imprimir papeletas y contar votos. Sin Luis Verdesoto entre sus miembros en algo se depuró, pero parece que no alanza. Ahora parecería que su mirada está nublada frente a la campaña oficialista y gubernamental en relación con la Consulta Popular.
Y no solo es el CNE. En otros tiempos la “Mafia Mediática” era tan purista que no le perdonaban una sabatina ni una salida en público al expresidente Rafael Correa. Hoy, con poca vergüenza, hasta alaban el aparecimiento en público de funcionarios del Gobierno en los debates, en la filmación de spots y hasta en las cuñas, con recursos públicos, en horarios de trabajo, entre lo más sublime.
No queda duda que lo propuesto por Guillermo Lasso ni siquiera formaba parte de su plan de Gobierno, que de paso nada de lo expuesto en él ha cumplido. Una exfuncionaria del Ministerio de Defensa ha revelado que, por ejemplo, la extradición es un mandato de la embajada de EE.UU. Según ese testimonio el secretario de la Administración, otro de los socios banqueros de Lasso, quiso imponer esa decisión, por encima del mandato constitucional.
Y por eso se entiende el afán casi enfermizo de imponernos una agenda política, a través de una Consulta Popular, para lo cual han gastado mucho dinero: más de 68 cuentas de redes sociales amplificando los mensajes de la señora Karen Sichel, los portales digitales del supuesto periodista Fernando Villavicencio, de los Pelagatos y de esos otros que viven de la pauta oficial, así como el pago de miles de dólares a “influencers” de redes sociales, sin NINGUNA VERGÜENZA.
Se entiende la lógica comercial y mercantil con la cual trabajan los aparatos de apoyo al Mandatario banquero. Pero no se acepta que el CNE no diga ni pío de ese maloliente sentido de imposición y persuasión perversa. ¿Hasta cuándo podemos soportar que los mensajes mientan descaradamente? Ya dejamos pasar que la Corte Constitucional permitiera preguntas sin sentido jurídico para una Consulta Popular. Pero qué sinsentido hay en esos empleados y funcionarios que salen sin vergüenza alguna a mentir, distraer y hasta modificar conceptos y cifras con el único afán de devengar sus sueldos y prebendas.
Ya veremos más adelante cómo pagan los favores. Como ahora pasa con las embajadas de Gran Bretaña o la recientemente entregada a un ex periodista que gozará de la embajada de Bogotá y durante los últimos años pasó de supuesto analista, cuando en realidad era muy funcional a la candidatura de Lasso.
Entonces, que no nos sorprenda que otro consejero electoral sea mañana embajador o funcionario del gobierno, pues como están las cosas la impunidad es latente y permanente. PUNTO.