Editorial de Radio Pichincha
El día en que sepamos quién ordenó matar al testigo clave del horrendo crimen al amigo de don Guillermo y su cuñado Danilo Carrera tendremos más claro de qué clase de Gobierno estuvo en el poder desde mayo de 2021.
Tras las nuevas revelaciones del periodista Andersson Boscan alrededor de ese asesinato, donde también se incluyen datos sobre el candidato asesinado, Fernando Villavicencio, el Gobierno saca un comunicado que siembra más dudas y llena de sombras a Carondelet.
Y siempre resurge la pregunta: ¿Quién mató a Rubén Cherres? ¿Por qué hubo tanta información alrededor de ese crimen y de ese personaje sin que se conociera para tener una mejor idea de la trama que ahora se quiere ocultar? ¿Hasta dónde, de ser ciertas, las reuniones de la Fiscalía con la Presidencia son un síntoma de la impunidad con la que se quiere manejar este caso?
Han pasado meses y parecería que no se ha hecho nada. Si no fuera por las revelaciones, en realidad filtraciones, ya habríamos olvidado que asesinaron a una de las piezas fundamentales del llamado caso León de Troya. Y, por cierto, esas filtraciones no son inocentes, no hay nada casual en todo esto. ¿Alguien está interesado en que salgan de a poco audios y datos que se procesan o planifican en función de los tiempos políticos?
La única certeza es que don Guillermo está más manchado que nunca. Sin ninguna prueba, todas las sospechas recaen sobre él. Si creemos en su palabra (tan devaluada) entonces tendríamos dos opciones: es un inoperante crónico que no hace nada de lo que le obliga la Constitución o es un cínico a carta cabal que no entendió jamás que sus responsabilidades tienen consecuencias y nunca antes tuvimos asesinatos y crímenes de esa dimensión.
Sacar comunicados, mantener ministros con muchas sospechas, alimentar el mito de una Fiscal bastante oscura en sus actuaciones, solo da cuenta de un régimen macabro, terrorífico y quizá con una red de corrupción tan protegida por el sistema como por sus amigos en los medios que hace cada vez más difícil avanzar en cualquier investigación.
Y por último: tuvieron el descaro de abanderarse de la libertad de expresión y de la protección de los periodistas que ahora quedan bien manchados y con la mayor desdicha, pues se han ido cinco al exilio, decenas hemos sido hostigados y vigilados, mientras sus amigos reciben canonjías y puestos en las embajadas.
Por eso, lamentablemente, hay que pensar bien si necesitamos otro empresario o banquero en la Presidencia. Queda suficientemente claro que cuando la derecha y sus figuras llegan al poder solo van por plata, muchos negocios y no les importa nada, lo que se atraviese en su camino hay que anularlo, aniquilarlo o combatirlo con todo lo que se tenga a la mano, incluida cierta prensa sicaria, algunos tuiteros y líderes de opinión entregados desde sus más bajas pasiones. PUNTO