Editorial de Radio Pichincha
No es una reiteración caprichosa. Al menos tenemos que distinguir algo que está en crisis: la industria del turismo como una fuente de recursos, con una transversalidad, que facilita y alimenta otros negocios. Y también a los turistas, porque son personas que asumen sus expectativas, no solo por la llamada “industria sin chimeneas”, sino porque son seres dinámicos con unas pulsiones y unas necesidades cada vez más insaciables.
De hecho, turistas natos no son precisamente aquellos que viajan en aviones, a través de agencias o se instalan en hoteles y hosterías; son esas personas que quieren moverse desde sus lugares de residencia para descubrir otros mundos, lares o recodos de las geografías. Y para eso, algunos, toman su auto y se van; otros un bus y llegan a casas de amigos o parientes, y ya. Pero ahora hay más miedo y poca plata, mucho más desde el 1 de abril que con el IVA en 15% ya todo es muchísimo más caro, por más que nos quieran vender humo desde las esferas oficiales.
Y los dos actores (turismo y turistas) están alejados de sus intereses y con ello esa zona de la economía está más estrangulada que nunca, sin perspectivas de mejoramiento. No vayamos a las cifras que nos dicen los expertos porque eso a veces enfría el fenómeno y además coloca el problema en una dimensión estadística, con lo cual perdemos los matices de un drama humano.
Hay cafeterías, restaurantes, “chiringuitos” y esos negocios familiares dependientes, en el día a día, de una llegada, para vender 20 o 30 dólares en días normales y algo más en los feriados. Pero también pensamos en los grandes empresarios que pueden generar empleos y rendimientos un poco más altos. En ese sentido, es un asunto nada ajeno a aquellos que votaron por Lasso y Noboa suponiendo que siendo empresarios, banqueros o bananeros entendían de la economía y sus ventajas locales.
Lamentable que tengamos que hablar ahora de algo que, en nuestros vecinos, Perú y Colombia, es por ahora uno de los rubros, el turismo, que abren nuevas modalidades para quienes se dedican a esto.
Pero como estamos en el mundo de las fantasías y del TikTok nos tenemos que someter a la brutal realidad de que el turismo esté por los suelos, pero los ministros del ramo anden paseándose por el mundo ofreciendo un mundo que no existe. Lo mismo que el ministro del Deporte va a las Olimpiadas y se pasa a Italia, parecería que con su familia también, para celebraciones dirigidas a asentar el proselitismo con los migrantes en Europa.
Ojalá llegue el día de la sensatez y podamos tener un debate sobre los graves problemas que aquejan al Ecuador, como el turismo en crisis, para al menos entender este presente y algo de lo que vendrá luego. PUNTO