La vida del abogado Renato Ortuño cambió radicalmente hace 16 meses, cuando fue víctima de un atentado que lo dejó con secuelas irreversibles. A pesar de que el gatillero fue apresado y sentenciado, aún no se conocen las motivaciones detrás del crimen ni los autores intelectuales.
Hoy, Renato Ortuño, de 37 años, enfrenta las secuelas físicas y emocionales de este violento ataque, mientras lidia con un sistema judicial que él califica de «corrupto e ineficiente».
En una entrevista exclusiva con Radio Pichincha, Renato comparte los detalles de su caso y su lucha por encontrar respuestas.
Un atentado que lo dejó al borde de la muerte
El viernes 23 de junio de 2023 parecía ser un día normal para Renato, quien se dirigía a su oficina en Quito tras una reunión con un cliente. Sin embargo, su trayecto se vio interrumpido cuando un vehículo sospechoso comenzó a seguirlo.
«Me llamó la atención el espejo roto del carro que venía detrás de mí, pero nunca pensé que sería un peligro real», recuerda.
Al llegar a la esquina de la calle Jerónimo Carrión, dos individuos descendieron del vehículo y abrieron fuego. Renato fue alcanzado por cuatro disparos de los nueve que se hicieron.
«En ese momento solo escuché un pitido en mis oídos, sentí cómo mis brazos soltaron el volante y mi cabeza cayó. Mi camisa se llenaba de sangre, y pensé que hasta ahí había llegado», relata.
Gracias a la rápida respuesta de los paramédicos de la Cruz Roja, Renato fue trasladado al hospital, donde se le diagnosticó cuadriplejía debido a una lesión medular completa. Desde ese día, su vida nunca volvió a ser la misma.
Un sistema que no ofrece respuestas
A pesar de que el autor material del atentado fue capturado en flagrancia y sentenciado a 22 años y 8 meses de prisión, Renato siente que la justicia no ha sido plena.
«Aunque hay un detenido, soy yo quien ha sido privado de mi vida, de mi calidad de vida, de mi trabajo y de mi familia», señala con indignación.
Al gatillero le pagaron mil dólares, y desde el primer momento se acogió al derecho al silencio, explica Ortuño.
La frustración de Renato aumenta al saber que, aunque hay dos personas vinculadas al caso que se encuentran detenidas en Estados Unidos, no ha habido avances significativos en la investigación.
«Estas dos personas fueron detenidas allá y están a la espera de su extradición. Sin embargo, no sabemos nada de los autores intelectuales», comenta.
Para él, la falta de acción de las autoridades para identificar a quienes planificaron y financiaron el atentado contra su vida es otra forma de corrupción.
La indiferencia del Estado
Renato y su familia han tenido que enfrentar este proceso solos.
«No hemos recibido ninguna asistencia del Estado. Para las personas con discapacidad, solicitar apoyo es un suplicio», denuncia.
Aunque cuenta con algunos beneficios como descuentos en impuestos y servicios básicos, para él estas medidas son insuficientes.
«De qué me sirve un descuento en la luz cuando lo que necesito es una verdadera reparación y apoyo», se pregunta.
Un futuro incierto
A pesar de su lucha, Renato enfrenta un futuro que él mismo describe como «bastante nublado». La falta de respuestas y de apoyo del Estado ha mermado su esperanza en el sistema de justicia ecuatoriano.
«Yo confío en la justicia, por eso me hice abogado, pero la justicia también me ha fallado. No solo a mí, sino a las miles de personas que han sido víctimas de la violencia en este país», concluye.
El caso de Renato Ortuño es solo uno de los más de 8.000 asesinatos y tentativas de asesinato que sacudieron a Ecuador en 2023, un año que será recordado como el más violento de la historia reciente del país.
La esposa de Renato se convirtió en su apoyo y cuidadora
En el marco de este trágico suceso, la esposa de Renato Ortuño, Daniela Bertero, compartió su conmovedor testimonio sobre las dificultades que han enfrentado desde el atentado que cambió sus vidas.
«Este tiempo para nosotros ha sido súper difícil», explicó Daniela.
A lo largo de este año, ella ha asumido el rol de cuidadora principal de Renato, aprendiendo a lidiar con las complejidades de una lesión medular severa.
Daniela expresó: «Hubiera preferido nunca tener que aprender estas cosas, pero aquí estoy, al lado de mi esposo todo el tiempo».
La pareja tenía grandes planes, desde formar una familia hasta cumplir metas profesionales y personales. Sin embargo, todo se detuvo abruptamente.
«Nos duele ver que nuestros sueños se vieron frustrados. Estábamos buscando tener bebés, hacer crecer nuestra familia, pero todo se derrumbó», relató.
Tratamientos costosos y sin ayuda del IESS
Daniela también mencionó las dificultades económicas que enfrentan, ya que han tenido que recurrir a tratamientos costosos, a pesar de no recibir apoyo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
Incluso, tras un año de gestión, la solicitud de jubilación por invalidez de Renato sigue sin resolverse.
«Hemos tenido que gastar dinero que no tenemos. La situación nos ha obligado a explorar opciones sin garantías, muchas de las cuales han sido inútiles y costosas», comentó Daniela.
Tampoco han recibido apoyo con las terapias en la piscina del IESS; aunque el médico general pidió que se haga la derivación a traumatología, hasta el momento no han logrado una cita.
«Yo me he comunicado varias veces, me han dicho que nos han negado la derivación», comenta Bertero, decepcionada, dejó de insistir al considerar injusto el trato hacia los pacientes.
Crowfunding para optar por un tratamiento en México
En cuanto a las esperanzas de recuperación, la familia está evaluando la posibilidad de viajar a México para que Renato pueda acceder a terapias especializadas en lesiones medulares. Daniela mencionó la instalación de neurotransmisores, que podrían ayudar a Renato a recuperar parte de su movilidad, aunque aclaró que esto sería un proceso largo y costoso.
Para esto la pareja realiza una colecta a través del sitio gofundme, en el que exponen la situación de Renato, con el título: Ayúdame a caminar después de un intento de asesinato.
«Necesitamos aproximadamente 215.000 dólares para cubrir todo el tratamiento. Lamentablemente, hemos sentido que, como ya pasó un tiempo desde el atentado, la gente ya no le da la misma importancia», explicó.
Renato y Daniela aseguran que nunca imaginaron estar en una situación de tal riesgo, ya que, según explican, no han estado involucrados en actividades que pudieran poner en peligro sus vidas.
«Llevábamos una vida tranquila, sin vínculos con personas peligrosas o negocios que implicaran riesgos», señala Renato, quien ejercía como abogado en casos civiles y algunos penales, de bajo riesgo.
Para ellos, el ataque fue completamente inesperado, lo que hace aún más doloroso el hecho de que las autoridades no hayan avanzado en descubrir quiénes ordenaron el atentado.
«Nosotros jamás imaginamos que el término ‘sicariato’ tocaría nuestra puerta. Es algo que uno ve en las noticias y parece tan lejano, pero nos hemos dado cuenta de que todos somos vulnerables», reflexionó.
Mira la entrevista completa:
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