Editorial de Radio Pichincha
El muy mal evaluado alcalde Santiago Guarderas ha usado la plataforma política que le da la alcaldía para darse un baño de popularidad con una casi segura inauguración del servicio del Metro de Quito.
En sus palabras grandilocuentes quedan algunos vacíos sobre esa magna obra que ha demorado el doble de lo previsto y cuesta mucho más de lo planificado y presupuestado inicialmente. Claro, no nos ha dicho por qué salió tan cara. ¿Ahí no hay un sobre precio? ¿No se dice nada de los contratos de los servicios vinculados a este transporte? ¿Quiénes son los beneficiarios de esas asignaciones que no se hacen públicas? ¿No fue por eso, entre otras cosas, que Guarderas y su combo sacaron de la alcaldía a Jorge Yunda?
No está claro. Podrán decir lo que sea de la obra física, en sí misma, pero de lo que implica para las rentas y los costes del presupuesto capitalino, no han dicho nada. Eso no significa que se deba hacer una auditoría general, pues ni Guarderas ni su amigo Mauricio Rodas tienen la transparencia suficiente ni en su pasado político y menos en su gestión administrativa.
Dudas hay, sospechas muchas e, insistimos, todos los vacíos. Pero como tiene a la mafia mediática de su lado, Guarderas parecería que goza de impunidad por siempre. Mientras no sea absolutamente transparente las porosidades que deja esta obra siguen en la mira pública, les guste o no a los medios que se benefician de la pauta publicitaria municipal, todos los meses y en grandes sumas.
Pero eso no es todo: ¿a alguien le queda claro cómo podrá usar el Metro? ¿Hay una campaña informativa que le explique a la ciudadanía el uso efectivo, cotidiano y práctico de algo que para muchas personas todavía no es habitual ni familiar? Se han gastado mucha plata en los contratos y las designaciones a dedos de los servicios y negocios colaterales, pero para informar a la ciudadanía no hay nada. Ya vendrán las empresas electoralistas a querer decir que esta obra solo fue posible con Guarderas y Lasso. Lo cual siendo falso nos querrán meter por todo lado.
Y sobre la misma obra no sabemos nada, más allá de los paseos que han dado a periodistas, influencers y algunas “personalidades” de la farándula.
Habrá que esperar, pero por lo pronto, ni el mérito lo tiene Guarderas, tampoco lo tuvo Yunda que fue incapaz de hacer de esa obra su “buque insigne” de su corta y malhadada gestión, mucho menos será mérito de Rodas que nunca explicó cómo negoció un incremento tan alto cuando la obra inicialmente fue proyectada en 1.500 millones de dólares y termina superando los 2 mil millones.
Ya pasará el tiempo y sabremos los pormenores de una negociación oscura y hasta ahora no bien explicada por esos alcaldes, menos aún del actual que entró a costa de traicionar a quien le llevó al Concejo Municipal y, cual Lenín Moreno, traicionó a su tutor. PUNTO