SD Aucas está a 90 minutos de acariciar gloria, un momento muy esperado por toda su afición.
Punto Noticias.- Cuando llegó el gol de Edison Vega frente a Barcelona, Héctor Díaz abrazó con todas sus fuerzas a su hija Jennifer. Ambos gritaban la anotación de Aucas, con lágrimas en los ojos, mientras sus amigos se unían a su celebración. Y es que en casa de la familia Díaz se había esperado tanto que el “Ídolo del Pueblo” sea campeón y, hoy más que nunca, ese anhelo puede concretarse.
Héctor tiene 53 años y su hija Jennifer 25. Desde la cuna ambos son hinchas de Sociedad Deportiva Aucas, como una herencia familiar. “Mi papi y mi hermano van a todos los partidos de local. Llegar a la Libertadores y a la final nos hizo unirnos como familia. La primera final la vimos todos en la casa de mi abuelito, con mis tíos y amigos. Los otros partidos los veíamos cada uno en su casa, pero ahora nos juntamos todos”, dice Jennifer.
Y agrega que la victoria de Aucas fue el detonante para que hagan un esfuerzo y estén presentes en la final de vuelta.
“Es preocupante el costo, es un golpe duro al bolsillo, pero después de la victoria en Guayaquil decidimos que debíamos estar en el estadio”.
Un amor para toda la vida
Hablar de Sociedad Deportiva Aucas es hablar de historia, pasión y tradición. El conjunto capitalino está a las puertas de consagrarse campeón del Ecuador por primera vez, desde su fundación en 1945.
El camino que recorrió el “Ídolo del Pueblo” para llegar a esta instancia no fue fácil. Y es un camino que no sería posible sin el apoyo de su hinchada. Ellos son el motor que impulsa cada partido a “Papá” con confeti, globos y el ruido de la matraca que retumba en el estadio Gonzalo Pozo Ripalda cada domingo.
No es casualidad que la mayoría de aficionados de Aucas, que esperaron toda la vida este momento, sean personas de la tercera edad. Una característica que diferencia la arenga Oro y Grana de otros clubes del campeonato ecuatoriano.
“Por los que ya no están y apoyaron siempre, por ellos, ‘Papá’ debe ser campeón”, es una de las frases más recurrentes en los últimos días. En redes sociales, incluso, se viralizaron imágenes de aficionados que llevaban las fotos de los hinchas que partieron del plano terrenal para seguir al Aucas de una manera distinta.
La sorpresa del campeonato
Nadie se lo esperaba. Los jugadores del conjunto oriental convencieron a la afición de que era posible tocar el cielo con las manos, desde el pasado 7 de mayo. Ese día consiguieron un apretado triunfo de 1 a 0 sobre Cumbayá. Aquel fue el primer encuentro que dirigió César Farías, y Aucas no volvió a probar el sabor de la derrota.
De la mano del estratega venezolano, el elenco capitalino rompió su propia racha de invictos, que data del año 2004, cuando consiguieron 5 victorias y 7 empates en 12 partidos, bajo la tutela de Luis Fernando Suárez. Un escenario similar se registró en 1995, con 12 encuentros invictos, con el histórico Polo Carrera como timonel del conjunto Oriental.
Este 2022, sin embargo, Aucas lleva 21 partidos invictos y es el único equipo de Sudamérica en mantener su pórtico en pie. Cifras que esperanzan a hinchas como Héctor Díaz, quien no duda en mencionar que el estratega venezolano “dio un rumbo diferente y un valor integral a los jugadores” del equipo oriental.
El apoyo está siempre presente
Miguel Ángel Cisneros tiene 55 años de edad, vive en Shell, provincia de Pastaza, y es un ferviente aficionado de SD Aucas. Pese a no tener la posibilidad de acompañar en el estadio al equipo de sus amores, nunca deja de estar pendiente.
“Tengo varios años siendo hincha del Aucas. Me gustó cómo era el equipo y la afición. No importaba si se perdía o se ganaba, era hermoso. Empecé a seguir al Aucas porque es el único equipo oriental, que ha nacido de la Amazonía. Nació con la petrolera Shell. Ellos formaron al equipo, pero por cuestiones logísticas está inscrito en Quito. Es un equipo de mi tierra”.
Miguel aprovecha cada viaje a la capital para acudir al estadio. E indica que el gran momento por el que atraviesa hoy el equipo lo unió más con sus seres queridos. “Siempre que he tenido la oportunidad de estar en Quito, me he dado el tiempo de ir a ver los partidos del Aucas. Mi esposa no era hincha del Aucas, pero últimamente está apoyando al equipo. Estos triunfos que está dando el Aucas une a las familias”.
La hinchada que nunca abandona
No todo ha sido gloria para Aucas. El año 2006 estuvo marcado por una profunda crisis económica, deportiva e institucional en el club, que lo llevó a la Serie B del fútbol ecuatoriano. Pero eso no fue lo peor. El “Ídolo Capitalino” jugó en la Segunda Categoría, en el 2009, luego de 25 años.
Cual ave fénix, Aucas resurgió y retornó a la máxima categoría del balompié ecuatoriano en el 2014. Aunque ha tenido altibajos en las siguientes temporadas, este 2022 es la revelación del campeonato y está a un paso de la gloria eterna.
“Hay días buenos y malos, pero no usamos cábalas, confiamos en el equipo”, señala Héctor Díaz, esperando el partido de este domingo. Mientras Miguel Cisneros indica que, aunque sea de lejos, dará siempre ánimos y fuerzas para que su equipo salga adelante.
Aucas, el “Ídolo del Pueblo”
María Gloria Larenas está apasionada por el equipo oriental y sostiene que Aucas, más que un equipo de fútbol, es el corazón del pueblo.
“Para mí significa la gente de la calle, la gente del sur, es el estadio. La gente necesita algo que le levante. Estamos cansados de tanta tragedia, de tanto susto. Quito necesita un premio y ese premio nos lo va a dar el Aucas”.
María revela que una de sus cábalas que implementó en los últimos encuentros de su equipo fue para enviar buena suerte a los jugadores. “Prendimos una velita para que Hernán Galíndez tape todo ante Barcelona y por lo visto funcionó”.
Si Aucas se corona campeón, para ella no solo será solo una fiesta de unos cuantos, sino el júbilo del pueblo y el levantamiento de los cientos de hinchas que esperaron pacientemente este momento. “Mi pueblo se merece y Aucas es el papá del pueblo. El festejo, si gana, va a ser en Quito entero, en cada barrio tradicional, en los pueblos que un día fueron levantamiento y fueron triunfo. No somos quiteños de bien, somos pueblo”.