Mientras, representante del sector alimenticio advierte que no estamos preparados para una escalada de precios, por culpa del aumento del costo de los combustibles.
Punto Noticias. Para no afectar a la ciudadanía, que ya está afectada por la pandemia y no tiene de dónde pagar, el presidente de la Federación Nacional del Transporte Pesado, Luis Felipe Vizcaíno, plantea al gobierno que congele en un dólar 37 centavos el precio del diésel, para evitar incrementar los costos de los fletes a los sectores productivos, que termina pagando el consumidor final.
El incremento mensual del precio del diésel, dispuesto por el gobierno de Lenín Moreno, afecta directamente a los costos de operación del sector del transporte, reclamó. El aumento en el precio de los combustibles le ha permitido al régimen recaudar más de mil millones de dólares. Ese es el impacto para los ecuatorianos, subrayó.
El dirigente deplora que este combustible subió de un dólar a un dólar 44 centavos, en aproximadamente 10 meses (44%), desde que se estableció el sistema de bandas, que nunca funcionó.
Vizcaíno cuestionó que no se cumplió el anuncio del Ejecutivo, de variar el precio del diésel conforme la variación del precio internacional del barril del petróleo. Esta variación no coincidía con las variaciones que se hicieron internamente, sino que se estableció un estatus fijo de subir 5% cada mes, dijo.
Según el presidente del transporte pesado, el precio de todos los fletes se ha cuatriplicado, del resto del mundo hacia el Ecuador. Puso como ejemplo que los contenedores traídos de China, antes de la pandemia, costaba el flete 1.500 dólares. Hoy supera los 8.000 dólares, por lo que también las llantas, repuestos e insumos que vienen en estos contenedores han incrementado su precio.
Señaló que una llanta que en China cuesta 120 dólares, en nuestro país, esa misma llanta de camión llega a costar 500 dólares, por lo que el impacto para el transportista es grande, a lo que se suma el asfixiamiento en aranceles, tasas, impuestos, contribuciones, apuntó.
Mientras tanto, el empresario de alimentos Guillermo Báez sostuvo que el incremento en el precio de los combustibles, en general, no solo del diésel, provoca que se aumente el precio de los alimentos.
Y suben los precios de los víveres porque, con el incremento de los insumos, transporte de materias primas, los proveedores y distribuidores de productos alimenticios tienen que hacerlo, explicó.
Contó que, por ejemplo el aceite en bidones ha subido en un 20%, por lo que deben cargar al precio final al consumidor, que adquiere al menudeo. Lo propio está ocurriendo con la harina, advirtió.
Alertó que ni la ciudadanía ni el sector empresarial están preparados para una escalada de precios de los productos y alimentos.
A su entender, en la actualidad no tenemos una economía de liquidez, de superación, sino una economía de sobrevivencia. Muchos negocios no tienen el flujo de dinero de antes para reinvertir y recapitalizar, por lo que cumplen solo con los gastos necesarios y básicos para soportar los negocios.
A esta situación se añade que, debido a la crisis causada por la pandemia, se ha incrementado la informalidad en el sector de los alimentos, versus los negocios formales que trabajan con todos los permisos de ley, que incrementa el costo de operación, indicó Báez.
Comento que, por ejemplo, en el área de los embutidos hay empresas con todos los permisos sanitarios y también emprendimientos que venden en la carretera este tipo de productos, sin ningún tipo de control, que constituye una competencia desleal.