La conversación digital sobre los femicidios de María Belén Bernal y Aidita Ati ha demostrado que el campo de batalla es complejo.
El Caso de María Belén Bernal
María Belén Bernal, abogada desaparecida en septiembre de 2022, fue uno de los primeros casos donde el activismo digital tuvo un impacto notable.
Desde el inicio, las redes sociales se convirtieron en el principal canal para exigir justicia, especialmente cuando su madre, Elizabeth Otavalo, denunció el encubrimiento institucional por parte de la Policía Nacional.
Alondra Enríquez, socióloga y experta en conversación digital de Golden, explica que, pesar del intento sistemático de estos bots por cuestionar la veracidad de las denuncias y atacar a Elizabeth Otavalo, el activismo digital logró generar un eco significativo en las redes.
Según Kaspersky, un “bot”, término que proviene de acortar la palabra “robot”, es un programa que realiza tareas repetitivas, predefinidas y automatizadas.
Los bots están diseñados para imitar o sustituir el accionar humano.
Las interacciones y publicaciones relacionadas con el caso pasaron de 442 usuarios y 463 publicaciones el 12 de septiembre a 34.200 usuarios y 190.000 publicaciones en días posteriores, destacando el impacto del clamor público.
Sin embargo, la conversación orgánica de los usuarios fue más fuerte que los intentos de manipulación digital.
La presión en redes aumentó significativamente, con un notable incremento en la actividad y las publicaciones exigiendo justicia.
El Caso de Aidita Ati
En contraste, el caso de Aidita Ati, ha sido menos visible en el activismo digital.
El padre de Aidita, Gustavo Ati, tuvo que recurrir a las redes sociales después de recibir el cuerpo de su hija bajo circunstancias cuestionables.
Alondra Enríquez destaca que en este caso, el activismo digital se intensificó solo después de que Gustavo Ati cuestionara la narrativa oficial.
Las cuentas bots volvieron a aparecer, intentando desviar la atención y justificar a los involucrados. La respuesta de la ciudadanía en redes fue fuerte, especialmente en reacción a la defensa de los implicados y la descalificación de la víctima.
La Influencia de los Bots y las Cuentas Falsas
Ambos casos muestran cómo las redes sociales pueden ser manipuladas para desinformar y desacreditar a las víctimas.
Los bots y las cuentas falsas, a menudo financiados desde el exterior o por actores interesados, intentan crear confusión y desviar la atención de la verdad.
Alondra Enríquez explica que en América Latina, los servicios de manejo de 100 cuentas falsas pueden costar entre USD 1.500 y USD 2.000.
Estos servicios se utilizan para generar conmoción y manipular la opinión pública en casos de alta visibilidad como los de María Belén Bernal y Aidita Ati.
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