Editorial de Radio Pichincha
Hace exactamente un año, el país vivía uno de los shows más terroríficos y escalofriantes de su historia. Un grupo de hombres armados, que aparentemente eran parte de una banda criminal, entró a TC Televisión y secuestró a varios de sus trabajadores, periodistas y presentadores, mientras se emitía uno de sus noticieros, al mediodía.
Esto puso en vilo a todo el país, ya que esta escena parecía sacada de una película de miedo, puesto que, un hecho de esta magnitud no tenía ningún tipo de precedentes en Ecuador.
Pero, quien parece que sí lo tenía en su radar y estuvo preparado fue el Presidente – Candidato, Daniel Noboa, ya que, a los pocos minutos, emitió el Decreto Ejecutivo 111, con el cual declaró como terroristas a 22 bandas delincuenciales y también decretó el conflicto armado interno en el país.
Luego de esto, los de miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional iniciaron con una gran cantidad de operativos en todo el país, detuvieron a miles de personas y, al menos publicitariamente, nos vendían la idea de que “Ecuador retomaba la paz”.
Es así como, desde el Gobierno, durante el último año, se intentó vender la idea de que la declaratoria del conflicto armado interno nos sirvió para volver a ser uno de los países más seguros del continente, como lo éramos hace ocho años, pero, lamentablemente, solo fue parte de una campaña de marketing, que, con el pasar de los días, se fue desgranando.
Hoy por hoy, las estadísticas muestran que el 2024 fue el segundo año más violento de la historia de Ecuador.
Y solo bastaría con tomarnos unos minutos para mirar nuestra cruda realidad y evidenciar que no hay un solo día en el que no se registren asesinatos, sicariatos, secuestros o extorsiones; que los motines en las cárceles se siguen registrando con frecuencia; que, a pesar de que nos subieron tres puntos del IVA para supuestamente combatir la inseguridad, no tenemos ningún tipo de resultados.
Nadie conoce el dichoso Plan Fénix o, al menos, cualquier estrategia efectiva de seguridad desde el Gobierno y seguimos sumidos en un Estado de miedo y sin ningún tipo de garantías.
Ahora, si en algo hemos cambiado con esta declaratoria es que se han incrementado notablemente las violaciones a los derechos humanos.
Según las estadísticas de Human Rights Watch, en el último año se reportaron 80 casos de tortura, 15 ejecuciones extrajudiciales, 12 desapariciones forzadas, incluidos los cuatro niños de Las Malvinas que fueron retenidos por miembros de las Fuerzas Armadas y que luego fueron asesinados y calcinados.
Todo esto sin contar las denuncias de abusos en cárceles, en operativos, el uso excesivo de la fuerza por parte de policías y militares, represión en las calles y decenas de alertas que causan mucha preocupación a nivel nacional e internacional.
Entonces, con todo esto, tendríamos que valorar y cuestionar para qué nos sirvió el dichoso conflicto armado interno, si nada ha cambiado. PUNTO