Un sueño alertó a Manuel del deslave en Alausí. Él logró resguardarse, pero su hermana y seis de sus sobrinos no corrieron con la misma suerte y todavía están sepultados bajo los escombros.
Punto Noticias.- 31 días han transcurrido y Manuel todavía no encuentra a siete de sus familiares. Su hermana y seis sobrinos son parte de las 39 personas, que aún permanecen desaparecidas bajo los escombros que sepultaron barrios enteros en el cantón Alausí, provincia de Chimborazo.
Manuel Zeas tiene 40 años y en el desastre, del pasado 26 de marzo (hace un mes), perdió a su hermana, María Rosario Zeas, de 44 años, y a sus sobrinos: Wilmer de 27 años; Óscar de 25; Taylor de 22; María Génesis de 15 años; Jeampierre de 6; e Ismael de 8 años.
Ellos quedaron sepultados debajo de una hostería, en el sector del estadio de Alausí, que quedó reducido a nada. Durante un mes, Manuel, junto a las unidades de rescate, no ha cesado de buscar a los suyos, pero no ha tenido éxito.
“Todavía está bastante, diríamos que casi medio cerro encima. Uno trabaja incansablemente pero todavía no se llega a ese lugar. Si fuera posible (nos gustaría) encontrar la mayoría de los cuerpos para tener un lugar donde ir a poner unas flores, llorar”.
Una señal
Días previos a la catástrofe, que hasta ahora deja 49 fallecidos, Manuel tuvo un sueño, luego de pedir a Dios una señal; pues, comenta, el riesgo de que suceda una tragedia era latente.
“Yo pedí a diosito que me mande una señal y una noche soñé que se resbaló y tal como lo soñé, así estaba. Esa fue mi señal y al siguiente día le conté a mi esposa y salimos a buscar unos cuartitos”.
Recuerda que, antes del alud, tuvieron varias reuniones con las autoridades de Alausí, pero minimizaron la situación.
“Las autoridades en cada reunión nos decían que no pasa nada, que estemos tranquilos. La mayoría opinábamos y el señor alcalde nos decía que no, que somos alarmistas”
Con pesar, Manuel comenta que no ha recibido ayuda por parte del Gobierno Nacional, tras perder su vivienda en el deslave. Durante tres semanas tuvo que permanecer en un albergue; actualmente, se encuentra en unos cuartos de un amigo, dice, pero, hasta la fecha, no ha sido beneficiario del bono de contingencia ni del bono de arrendamiento, ofrecido por las autoridades.
“Esos primeros días, yo andaba como sonámbulo, solo llorando. Recién estoy aceptando la realidad. Me dicen que no me he hecho apuntar. Estamos sobreviviendo con las ayudas que otras personas han dejado”, concluye.