Editorial de Radio Pichincha
Ya somos una sociedad de vértigo y de memoria extremadamente corta. Igual: los problemas sociales pasan a un tercer y cuarto plano cuando el interés político, en realidad el afán oficialista, se convierte en el eje de la discusión pública.
Miles de estudiantes, niños, niñas y adolescentes, volvieron a las aulas y por lo visto y testificado nada es igual que antes, ni siquiera con el año anterior, menos aún a lo ocurrido hace casi una década: las aulas deterioradas, las instalaciones fallan, los profesores sin la seguridad de recibir sus pagos a tiempo, los laboratorios sin los insumos necesarios, el transporte escolar mucho más caro, sobre todo en las zonas semirurales y rurales, entre lo principal.
Y aunque resulta un poco vergonzoso e insultante, cualquier persona se puede preguntar: ¿para qué estudiar en esas condiciones y, sobre todo, para qué si no voy a encontrar trabajo y la prioridad familiar es tener ingresos diarios y permanentes?
Claro, vivimos en medio de un proselitismo oficial en el que todo, pero todo, es para instalar una sola candidatura, un solo relato y un eufórico sentido de la venganza, a favor de un proyecto político que en apenas ocho meses ha demostrado para qué quiere el poder y ejercer la administración pública.
Están más preocupados por destituir a la Vicepresidenta, lanzar “dardos” contra la oposición que dijeron respetar y de la cual se valieron para aprobar las primeras leyes. Si esa es su preocupación, para qué pensar u ocuparse de los estudiantes que llegan a las aulas sin desayunar, sin uniformes adecuados y sin implementos para ejercer su derecho a la educación.
Pero también, sin que sea menor, están más preocupados de los editoriales y noticias de esta radio. Si estuvieran instalados en un talante democrático, los mismos que critican lo que decimos y dicen nuestros invitados deberían tener un poquito de generosidad y apertura para venir y decirnos en la cara todo lo que quieran, pero sobre todo que vengan a informar y a reflexionar “en voz alta” sobre lo que el país requiere de sus autoridades. PUNTO