Un 28 de enero de 1912, el presidente Eloy Alfaro y cuatro de sus seguidores fueron asesinados. Sus esfuerzos siguen siendo semilla para las futuras generaciones.
Punto Noticias. Un 28 de enero de 1912, un grupo arrastró los cadáveres del expresidente Alfaro y de sus colaboradores por las calles de Quito, después de pasar por el centro llegaron al parque El Ejido. Allí, entre platanales y cedros, encendieron cinco hogueras, cinco «hogueras bárbaras» para los fallecidos ese día: Eloy Alfaro, Flavio Alfaro, Medardo Serrano, Luciano Coral y Ulpiano Páez.
¿Qué terminó o qué empezó ese día?, 112 años después, en medio de un estado de excepción, de violaciones a los Derechos Humanos, esas preguntas siguen pendientes.
Fue el escritor Alfredo Pareja Diezcanseco quien bautizó este episodio en su libro “La Hoguera Bárbara”, un hecho que se constituido en un trauma social oculto en la mente de los quiteños, tan cubierto como el minúsculo obelisco del Viejo Luchador en el Parque El Ejido.
No habría que olvidar el rol que tuvieron en este episodio el presidente en funciones: Carlos Freire Zaldumbide, el jefe del ejército Leonidas Plaza Gutiérrez, Juan Francisco Navarro, ministro de guerra y el titular de Gobierno Octavio Díaz, que aparecen entre los responsables visibles de la masacre.
Tampoco pueden gozar del olvido los diarios: El Comercio, La Prensa y La Constitución, que desde 1911, azuzaron a la población en contra de los líderes de la Revolución Liberal. Estos medios fueron acusados de instigadores tanto por el hijo de Alfaro, como años después por el fiscal Pío Jaramillo Alvarado, que levantó valiosa información sobre lo ocurrido ese día, como que los militares no pusieron resistencia a la presencia de una turba de más de cuatro mil personas en los exteriores del penal García Moreno.
Los asesinos, según Pio Jaramillo Alvarado, tuvieron problemas para acceder a la celda de Flavio Alfaro, el único que tenía la puerta cerrada, mientras que Ulpiano Páez pudo defenderse un poco más, pues tenía escondida una pistola en su bota.
La versión del arzobispo de Quito, Federico González Suárez, fue que la Iglesia católica no participó en la masacre. Aunque la turba gritaba “viva el pueblo católico”.
Desde 2012 se quiso reconfigurar este día y se lo llamó el Día de la Reparación Nacional.
Una reparación todavía anhelada para el país de la Hoguera Bárbara.
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Algunos libros para entender estos hechos:
La muerte del Cóndor de José María Vargas Vila. Aquí descarga
La Hoguera Bárbara de Alfredo Pareja Diezcanseco. Aquí descarga.
Alegato de Pío Jaramillo Alvarado. Descarga aquí.