Compañeros con amputaciones de nuestros cuerpos a causa del trabajo, eso nos duele, que ese sea el agradecimiento para que nos boten como a la basura a la calle, eso nos duele, relataba.
Totalmente quebrado y con lágrimas en los ojos, Segundo Tipán, representante de los trabajadores despedidos en Confiteca, reprochó la manera en cómo la empresa los desvinculó sin contemplaciones y poniendo al abogado Carlos Flores para advertirles que no pueden exigir más de la bonificación que les iban a entregar.
“En las hojas de finiquito que nos dan a leer, ellos dicen que la empresa se puso de acuerdo con nosotros y que libre y voluntariamente hemos aceptado que seamos despedidos (eso es mentira)”.
Relató que son 90 personas despedidas con seis, siete, doce, trece, catorce y diecisiete años de servicio y pese a ello les dijeron que por la crisis solo les entregarán una bonificación que iba de USD1300 a USD2000.
“Yo tengo 12 años de trabajo, otro compañero estaba a tres meses de jubilarse (…) Compañeros con amputaciones de nuestros cuerpos a causa del trabajo, eso nos duele, que ese sea el agradecimiento para que nos boten como a la basura a la calle, eso nos duele”, lamentó Tipán mientras mostraba el pulgar de su mano derecha, amputado.
Fue el 30 de marzo cuando por grupos de cuatro les llamaron a una oficina para comunicarles de los despidos, el extrabajador indicó que en total eran 120 los que iban a ser notificados pero les faltó tiempo para hacerlo y solo lo hicieron con 90: “Y estoy seguro que el día no les fue suficiente para botar a todos porque hay compañeros que no constan como personal de confiteca pero todavía están en los listados de la empresa”.
“Nos entregaron un papel que tiene una fecha, manifiesta los motivos, tiene una rúbrica, sin nombre, ese es el documento que se entregó y dijeron que debido al problema sanitario y por la crisis económica y la situaciones de ventas la empresa estaba atravesando una situación difícil y tomando el art 169 del Código de Trabajo que habla de caso fortuito, nos notificaron”.
Y no solo ello, sino que también les explicaron que la bonificación que se les entregaba era voluntaria por el caso fortuito: “Muchos ya no tenemos para comer porque no tenemos dinero y no podemos salir a golpear puertas para que nos den trabajo (…) Y un señor Carlos Flores dijo soy abogado de la empresa y quiero decirles que esto es lo que les vamos a dar y ni un centavo más”.
“Cómo puede ser que no tengan misericordia por nuestros hijos, ¿qué va a ser de ellos? que no tienen esperanza de que su padre regrese con un pan en la mano. Eso nos duele, estar abandonados, ni siquiera el Gobierno o el Ministerio de Trabajo haga algo por nosotros, estamos desprotegidos”.
Sin embargo, dijo que en la actualidad ya cuentan con un abogado para tratar de recuperar su empleo porque su intención es dar el hombro para sacar adelante a la empresa.