Editorial de Radio Pichincha
Las revelaciones del escándalo denominado “El Gran Padrino” dan cuenta de algo que da vueltas en todo el entramado: los empleados y altos directivos del Banco Guayaquil llegaron al Gobierno, al poder político, con ganas de ganar mucha plata, pero de verdad: MUCHA PLATA.
Uno de ellos confiesa en los audios que quería ganar 150 mil dólares mensuales. Otro que el sueldo de ministro o gerente de una empresa pública que era muy bajo y con ello no le alcanzaba para nada. Y así hay muchos otros que ya han hecho manifiesta su real condición como funcionarios y empresarios en el sector público.
El sentido común indica que quienes llegaron con Guillermo Lasso al Gobierno, empezando por él, no iban a beneficiarse del sueldo. Tanto es así que el mismo Presidente dona su salario, porque quizá es una bagatela comparado con sus ingresos anteriores y actuales, como uno de los hombres poderosos de la banca ecuatoriana. Y, por supuesto, sus colaboradores no iban a sentirse a gusto ganando máximo 5 mil dólares cuando sus ingresos en el Banco Guayaquil, deben multiplicarse por tres o cuatro a esa cifra. ¿Tenían tanto patriotismo que iban a renunciar a un nivel de vida para ganar la cuarta parte en un ministerio o en una empresa pública? IMPOSIBLE.
Lastimosamente vendieron la idea de que un hombre rico no roba, no quiere nada del Estado. Y ya vamos por varios mandatarios y ministros, supuestamente desprendidos, con ganas de servir a la sociedad, que cuando se instalan en una entidad pública solo quieren incrementar su fortuna, a través de redes y negocios directos e indirectos, con testaferros y con prestanombres o firmas y empresas ficticias.
Esto pone en debate otro tema que la derecha y los aparatos de difamación mediática han estructurado como estigma: el servicio público requiere de funcionarios de alto nivel preparados para la administración pública, una carrera que se afinque precisamente en el SERVICIO, no en el lucro. Y para eso, se requiere de un Estado, de una calidad y de una ética, que no está precisamente en los empresarios y en los llamados “hombres de negocios”. Ellos llegan a hacer más plata e imponen su lógica y espíritu empresarial.
¿Tras el escándalo de El Gran Padrino habrá conciencia en Lasso para cambiar todo esto? Seguramente no. Llegaron a hacer negocios y si sacan a los que pusieron ahora mañana los cambiarán por otros iguales. PUNTO.