“Esto les hace cómplices una vez más”, dijo la madre, al mencionar que la placa colocada por la Iglesia evangélica no reconoce la desaparición de su hija
Punto Noticias. Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana Campoverde (desaparecida en 2012), nunca se enteró que la Iglesia Evangélica Cuadrangular, en el sector de la Biloxi, había colocado una placa como parte de las medidas de reparación en la sentencia contra un pastor de ese culto por este caso. Nunca comunicaron a la familia, tampoco socializaron su contenido ni hubo un acto conmemorativo. Rodríguez se siente burlada, indignada y exige que se retire esa placa.
En abril de este año, el Tribunal ordenó la ejecución de la sentencia de 25 años de prisión por secuestro extorsivo con resultado de muerte contra Jonathan Carrilo, pastor de esa Iglesia, que incluía varias medidas de reparación.
Una de ellas, la colocación de una placa conmemorativa para visibilizar este caso y no ocurra un caso similar en un futuro. Pero no se dio en las condiciones que se habían planificado con la Iglesia, la Fiscalía e, incluso, con el mismo Municipio de Quito.
“Como mamá de Juliana una vez más me siento aterrorizada, burlada, e indignada porque los dirigentes de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular no están cumpliendo con el diseño, leyenda ni tampoco han respetado el lugar donde les corresponde colocar la placa. Esto es una muestra más del quemeimportismo, falta de humanidad y empatía”, reclamó Rodríguez.
La Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (INREDH), que acompaña el caso, explica que la idea de conservar la memoria de una víctima es una medida de reparación simbólica para familiares, amigos y la sociedad en general. “Lo mínimo que se espera es la coordinación con los familiares para socializar el contenido de la placa. Así como velar porque la placa en sí, constituya un recordatorio de los atroces hechos cometidos por el victimario para lograr que estos no vuelvan a repetirse”, señaló.
Ahora, con la colocación de esta placa, sin la participación de su familia y sin estar ubicada en el lugar que se acordó, dice INREDH, crea un escenario de revictimización y dolor, añadido al sufrimiento permanente en el tiempo por la desaparición de Juliana Campoverde.
Su familia exige que se retire de inmediato esta placa, se socialice con la familia y se haga un acto conmemorativo para la colocación de una nueva. “De la memoria de mi hija nadie se burla, basta ya de tanta crueldad de las iglesias del evangelio cuadrangular y Oasis de Esperanza”, enfatizó Elizabeth Rodríguez.