Los roles de género son un obstáculo que limita el desarrollo personal y educativo de muchas niñas en todo el mundo. Aún enfrentan maltrato, violación, discriminación, etc. Por esto cada 11 de octubre se conmemora el Día de la Niña.
Este miércoles 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña. Esta fecha fue proclamada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el 2012, con el objetivo de defender los derechos de todas las niñas del mundo. Se busca concienciar a la población sobre los desafíos que tienen que superar.
Una fecha que destaca la importancia de empoderar a las niñas y adolescentes y promover sus derechos en todo el mundo. Este día conmemora la resiliencia, determinación y potencial de las niñas, reconociendo que son agentes de cambio en sus comunidades y en el mundo en general.
Los problemas que enfrentan las niñas alrededor del mundo
El lema de este año, «Igualdad para las niñas, progreso para todos», subraya la necesidad de eliminar las desigualdades de género que aún persisten en muchas partes del mundo. Según datos de la ONU, las niñas a menudo enfrentan obstáculos en el acceso a la educación, la atención médica y la participación en la toma de decisiones.
Muchas de ellas han padecido abuso, violaciones, mutilaciones etc. Los datos corroboran estos estos atroces hechos:
- Más de 200 millones de niñas han sufrido mutilación genital.
- 650 millones de niñas han sido obligadas a casarse.
- 1 de cada 6 mujeres da a luz antes de cumplir 18 años.
- 500 millones de niñas no tienen como gestionar su higiene menstrual.
- 1 de cada 20 chicas entre los 15 y 19 años han sido abusadas sexualmente.
“Los gobiernos, los responsables políticos y el público en general han trabajado para mejorar cuestiones relativas a las niñas. Sin embargo, las inversiones en tema de los derechos de las niñas siguen siendo limitadas”, sostiene la ONU.
La ONU advierte que hasta 10 millones de niñas enfrentan un alarmante riesgo de contraer matrimonio infantil, agravado por los impactos devastadores de la pandemia de COVID-19. La combinación de crisis económicas, cierres escolares y la interrupción de servicios de salud reproductiva las coloca en una situación de mayor vulnerabilidad.
Además, lamentablemente, las niñas siguen siendo víctimas predominantemente de la explotación sexual, con un 72% de las afectadas identificadas. Por otro lado, los niños a menudo son forzados a realizar trabajos en un 66% de los casos detectados.
En paralelo, la ONU alerta que la brecha de género en el acceso a Internet a nivel global sigue en aumento. Entre 2013 y 2019, esta brecha creció del 11% al 17%. En los países menos desarrollados, esta desigualdad es aún más pronunciada, llegando a alcanzar un preocupante 43%.
En este contexto, es esencial promover la educación de las niñas y su empoderamiento. La educación es un pilar fundamental para romper ciclos de pobreza y brindar oportunidades a las futuras generaciones. La igualdad de género no solo beneficia a las niñas, sino que también contribuye al desarrollo sostenible y al progreso de toda la sociedad.
Relatos de niñas ecuatorianas
Según la Unicef, durante el segundo trimestre de 2019, un preocupante 8,4% de los niños en el rango de edades comprendido entre cinco y 14 años se encontraba trabajando. Sin embargo, se observa una tendencia descendente, ya que esta cifra disminuyó a un 7,4% en el mismo período de 2021 y posteriormente a un 7,1% en 2022.
María José Quishpe, de 14 años, de la comunidad Natabuela, rompió las expectativas de su entorno familiar al convertirse en la primera niña de su familia en asistir a la escuela. Ella dice: «Sé que mi educación es mi puerta a un futuro mejor. Quiero ser médica para ayudar a las personas en mi comunidad«. Las dificultades económicas no permitió que sus cuatro hermanas entraran a la escuela, Majo comenta «mis hermanas trabajan 12 horas al día en agricultura, sin embargo, las ventas por las cosechas de las hortalizas eran mínimas».
En tanto, en una pequeña comunidad rural en Otavalo, Martha, una niña de 13 años, desde muy joven asumió las responsabilidades del hogar, cuidando a sus hermanos menores, cocinando y limpiando. Su familia lucha por llegar a fin de mes con un salario de apenas USD 150, y Martha, en lugar de estar en la escuela, pasa sus días realizando las labores de casa.
Martha anhela estudiar y soñar con ser veterinaria, para ayudar a los animales en su comunidad. Pero su realidad es que las tareas domésticas y la falta de recursos económicos le impiden perseguir sus sueños. A pesar de su situación, Martha mantiene una sonrisa en su rostro y una fuerte determinación en su corazón.
Redacción: Marco Criollo