Editorial de Radio Pichincha
Tras el resultado de la Consulta Popular y del Referéndum del domingo último se abren debates importantes para la democracia ecuatoriana, ahora bajo ataque por las bandas criminales y también por una concepción de la seguridad que, para los expertos, la militariza y no resuelve los problemas de fondo.
De hecho, el mismo comandante general del Ejército, general Fernando Adatty, ha dicho que “a las FF.AA., desde hace muchos años, le toca tapar los huecos que otros dejan”. Y algo que acota con énfasis: “Estamos haciendo las tareas de otras instituciones”.
Sobreentendemos que estará hablando sobre la Policía, la Fiscalía, la UAFE, los organismos de control, entre otros. Todas esas instituciones, desde el gobierno de Lenín Moreno y Guillermo Lasso, perdieron fuerza institucional, recursos y hasta fueron objeto de uso y abuso político para fines que ahora se explican mejor.
Y el debate debe estar en ese sentido: no se trata de resolver por la vía militar todo lo que corresponde a un Estado con sus ramas, instituciones y atribuciones legales. Lo contrario sería darle la razón a Adatty cuando dice a un portal digital: “Las Fuerzas Armadas no pueden estar en todo. Hay cosas que tenemos que hacer por la emergencia y lo estamos haciendo, pero hay organismos, otros ministerios, que tienen que cumplir sus funciones eficientemente”.
Por ejemplo, los problemas sociales no lo van a resolver los militares, la ausencia de una educación pública mucho menos, peor todavía la desatención en hospitales y servicios públicos básicos. Le podrán dar todo el poder al “Bloque de Seguridad”, pero la pobreza no va a desaparecer. Tampoco una ley más, una reforma constitucional extra o un decreto hacen el milagro de un período (iniciado en 2018 con el trujillato) contaminado, intoxicado y hasta podrido por unas élites y unos empresarios y banqueros al frente del Estado buscando más cómo incrementar sus fortunas antes que resolver los problemas de fondo.
Aunque no lo diga el comandante del Ejército, hay quejas de militares porque no desean hacer el trabajo de los policías, pues eso ya sabemos que tiene como secuelas corrupción, infiltración y hasta enfrentamientos armados que cuestan vidas, que ya se van contabilizando en los últimos meses. Pero si lo advierte: “Hay mucho dinero de por medio y el riesgo de contaminación está latente, estas organizaciones criminales no van a escatimar esfuerzos en involucrar a más personal militar, esto ya ha pasado en México”.
Y algo más, lo dice el académico y experto en temas de seguridad, Luis Córdova: “Más temprano que tarde los coletazos serán mayores y fuertes, porque hay una enorme irresponsabilidad al ofrecer y generar expectativas imposibles de cumplir”. Se refiere precisamente a lo que critica el general del Ejército, pues ahora parecería que todo queda en manos de los militares y ya podemos dormir tranquilos. Entonces, ¿las demás instituciones ya se pueden cruzar de brazos? Ahí vamos a entender la poca capacidad de un estadista para entender la globalidad de un conflicto que no solo se resuelve a tiros. PUNTO