Frente a la normalización de la violencia en contra de niños, niñas y adolescentes, Sybel Martínez, activista por los derechos de las infancias lamenta que no haya una respuesta adecuada por parte de la sociedad y el Estado.
Las Warmis.- Sybel Martínez, activista por los derechos de las infancias, lamentó los hechos de violencia en contra de niños, niñas y adolescentes, como el linchamiento de un menor que hurtó aguacates en Tulcán y los intentos autolíticos de niñas acogidas en centros de acogida del MIES.
«Lo que está pasando es que no estamos dando respuesta adecuada a la niñez, a la adolescencia en sus quiebres en sus situaciones límite», afirma.
Además, revela que «el 40% de los egresos hospitalarios son por maltrato infantil en niños niñas y adolescentes», y las familias ven al castigo físico como una forma de disciplina. Se pregunta ¿quién está defendiendo a las infancias? La respuesta, según Martínez es desalentadora, pues desde lo institucional se ve poca respuesta a los problemas estructurales que son evidentes, mientras que a la sociedad, parecen estorbarle los derechos humanos.
«Estamos cancelando su futuro», sentencia.
Sybel Martínez se muestra preocupada también por lo que ha ocurrido en un Centro de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de Macas, donde un chico de 13 años se suicidó y tres menores intentaron quitarse la vida la semana pasada.
«En un Estado responsable, una situación como la que hemos visto, de este suicidio y estos intentos de autolíticos de otros niños en una casa de acogida debe disparar las alarmas», cuestiona. Sugiere que la Asamblea Nacional proponga una comisión especial para analizar todos estos temas. «Hablamos de niños vulnerables que no tienen ninguna opción», afirmó.
Martínez explica que el acogimiento es una medida de última ratio, porque termina pareciéndose a una cárcel para los niños y niñas. Según estudios internacionales, un niños o niña que pasa tres meses en una casa de acogida tiene un mes de déficit de desarrollo, seis veces riesgo de sufrir maltrato y cuatro veces más de sufrir violencia sexual.
«Los niños lo sienten como un castigo», afirma. Antes, se debería analizar si existe una familia ampliada apta.
Sobre el sistema de protección de derechos de la niñez y adolescencia, explica que está establecido en la Constitución y debe articular a todas las instituciones, pero la incógnita es cuál es la cabeza de este sistema. Por esto insiste en la necesidad de que las reformas al Código de la Niñez y Adolescencia vean la luz.
«Cuando se habla de ni ese adolescencia, hay que hablar de desde una mirada integral y desde una trilogía no familia sociedad y Estado y cada uno en nuestros espacios»
Según Martínez los niños, niñas y adolescentes siguen a merced de agresores y hay que poner en la mesa del debate, si la familia sigue siendo un lugar de referencia para los niños y cuáles son sus espacios seguros.
Tres menores de edad, acogidas en un centro del MIES, intentaron suicidarse